Forrest Gump decía aquéllo de que “tonto es el que dice tonterías”. En ocasiones, algo que ocurre en un teatro se transforma en teatral, aunque por su naturaleza más bien sea otra cosa. Ciertamente existe un no-sé-qué que convierte a determinados espectáculos en teatrales por el hecho de haber sido llevados a un teatro.
El músico y cantautor asturiano Nacho Vegas ha ideado, en colaboración con el laboratorio de creación del Festival de Cine de Albacete (Abycine), un espectáculo musical en torno al cine del dramaturgo y cineasta Mike Leigh. El montaje consiste básicamente en la proyección de escenas de las más emblemáticas películas de Leigh de manera intercalada con la música compuesta por Nacho Vegas (viejos temas y algunos nuevos). Diálogos cruentos en inglés barriobajero se intercalan con las letras tristes y directas del asturiano. El efecto global es el de una sucesión de ganchos o puñetazos sobre vidas demasiado reales.
Mike Leigh es un reputado director conocido por “Secretos y Mentiras” o “El secreto de Vera Drake” y también un prolífico dramaturgo británico. Su carrera profesional está vinculada al conjunto de directores escénicos y cinematográficos tildados como “Angry Young Man”. En los años 60 un grupo de creadores de clase media revolucionaron el panorama artístico mostrando en sus obras una Inglaterra deprimida, con graves conflictos sociales y laborales que salían a la luz después del duelo vivido tras el fin de la segunda guerra mundial. Las películas de Leigh son incómodas de ver, desagradables y duras. Producen una sacudida en el espectador, algo similar a lo que ocurre si se escuchan con atención las letras de Nacho Vegas.
El montaje de “La vida es dulce” es un experimento del cantautor que merece ser elogiado. El efecto de las imágenes de Leigh con los músicos sobre el escenario (entre los que Nacho Vegas se coloca como uno más) es, a ratos, conmovedor. La idea narrativa pretende evitar además que el espectador aplauda. Los diálogos se intercalan de manera precisa al final de un tema musical y se intenta dar una continuidad a lo largo de la hora que dura el montaje.
El jueves en el Teatro Lara el público se mantuvo concentrado y respetuoso, sin duda impactado por muchas escenas de películas menos conocidas de Leigh. Lamentablemente se produjeron algunos incidentes técnicos que deslucieron el espectáculo, pero ésto no debe desanimar al asturiano a aventurarse en este tipo de proyectos más arriesgados.
El gran acierto de “La vida es dulce” es su representación en un teatro. Cada vez más la música de Nacho Vegas exige ese estado de meditación que proporciona una sala teatral. Si además se combina una pantalla de proyecciones, está claro que se requieren además ciertas necesidades técnicas.
Para mejorar el espectáculo alguna recomendación. Cuando el rock abandona la sala de conciertos por una reducida sala de teatro, debe acomodarse al medio. El sonido eléctrico y los altavoces son prescindibles y no requieren de tanta potencia. Hubiera sido más emotivo aún atender a los diálogos de Leigh con la voz de Vegas escuchada casi en susurros, sin efecto de megafonía. En cuanto a la duración del espectáculo, éste supo a poco y se completó con algunos de los temas más conocidos de Nacho Vegas como “La gran broma final”, ya sin Leigh siendo homenajeado sobre la pantalla. Ésto no sería necesario si el espectáculo se alargase veinte minutos más o se optase por su división en dos partes, con entreacto. Y aquí la última recomendación para los promotores. Si convocas a un espectáculo de estas características, olvida las reglas del rock y comienza de manera puntual.
En conjunto, el homenaje de Nacho Vegas a Leigh ha sido un acierto. Por un lado, muestra las posibilidades que tiene un teatro para organizar espectáculos de otro calado (permitiendo con ello que en sus butacas se acomoden nuevos públicos). Además, este montaje ha picado la curiosidad de muchos que estos días andan empapándose del cine de Leigh. Y, finalmente, Nacho Vegas se reivindica como músico inquieto y valiente, capaz de abandonar su zona de confort por nuevas aventuras artísticas. Bien hecho.
La clá
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La vida es dulce. Un homenaje a Mike Leigh. Teatro Lara. Nacho Vegas.