Paco Mir (Tricicle) es un habitual de la escena madrileña, bien sea como actor, autor o productor. En esta ocasión dirige “La banqueta”, una obra exportada de la escena francesa y escrita en 2008 por el dramaturgo Gérald Sibleyras.
“La banqueta” es la historia de dos pianistas de mediana edad, Vladimir y Pablo, que comparten una larga carrera profesional como pareja artística. La acción transcurre en un retiro creativo en una pequeña población transalpina, donde los dos concertistas pretenden trabajar y ensayar antes de iniciar una gira por Japón. Durante la estancia, y a lo largo de punzantes y divertidos diálogos, descubrirán los roces producidos por una dilatada convivencia.
Como nos explica Paco Mir, el resultado de estas tiranteces entre personas que se tratan casi diariamente ha sido expresado en un teorema científico. Según la ley de “Möhrêns-Thurmann” (¿?), la proximidad diaria genera “una distancia emocional entre esas dos personas directamente proporcional al tiempo de convivencia”. Ésta es una de esas cosas con las que cualquiera podemos sentirnos reflejados. Nos ocurre con la pareja, los amigos, la familia, los compañeros de trabajo. Y la mejor receta es tratar de encontrar espacios propios donde sentirse más individuo. Sobre estos cotos privados también habla “La banqueta”. Vladimir los encontrará en una soledad que en ocasiones se le hace insoportable, e incluso en una retahíla de manías que se van mostrando a lo largo de la función.
El Teatro Galileo acoge desde el 12 de noviembre esta producción que se sustenta en un texto ingenioso y cómplice y, como casi siempre, en la labor de sus intérpretes. En cuanto al texto, hay que destacar que su autor es un reconocido dramaturgo francés, ganador de premios nacionales (como el Molière) e incluso extranjeros (Laurence Olivier Award). En “La banqueta” ofrece diálogos universales que conectan inmediatamente con el público habitual que acude al teatro, sea en la ciudad que sea. Hacia mitad de la función es donde se despliega el mayor arsenal y es una lástima que hacia el final se pierda algo del “tempo” y se llegue a éste de manera un poco atropellada. No importa, porque no afecta a la buena sensación del conjunto de la obra.
Sobre los actores hay que alabar una interpretación que es sutil, cercana, calurosa y muy cómica. Ricard Borràs está realmente estupendo, expresando la ternura que requiere un tipo con carácter maniático y difícil. Pep Ferrer es el galán de mediana edad, y también él calza bien el personaje.
Sinceramente, si la obra estuviera interpretada por Hipólito y Pou estaría siendo un llenazo diario. Pues bien, Borràs y Ferrer merecen que se produzca este efecto de flautista de Hamelín.
El Teatro Galileo tiene una calefacción estupenda y la producción de “La banqueta” es acogedora y divertida, por lo que se promete una velada muy recomendable y calurosa.
La clá
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La banqueta. Teatro Galileo, Madrid.
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Imágenes por cortesía del Grupo Smedia.