El programa Cultura 2007 – 2013 de la Unión Europea ha dado su apoyo a un proyecto de promoción de la nueva dramaturgia europea: “Playwriting Europe. Fabulamundi”. La iniciativa consiste en representar en varias ciudades europeas textos de jóvenes dramaturgos a modo de lecturas dramatizadas.
Este fin de semana de marzo, el madrileño y vanguardista Teatro Pradillo ha acogido las obras de los italianos Letizia Russo y Enrico Castellani y de la rumana Gianina Cărbunariu.
Casi vacía de tramoya, la sala negra del Pradillo recibía al público invitándole a coger sillas y a sentarse alrededor de los tres espacios / escenarios teatrales. En el suelo, colchonetas para quien prefiriese tumbarse. Pocos minutos antes de comenzar la sucesión de lecturas teatrales, el espacio se llenó de participantes en la iniciativa, seguidores del Pradillo y vecinos de la zona asiduos a la programación del centro.
Sentado en una mesa, bajo una bombilla tenue y con el acompañamiento de una botella de vino, el actor Miguel Ángel Altet se lanzó a escupir el vertiginoso texto de Letizia Russo. Escrito con voz masculina, “Primer amor” relata en tono beat las frustraciones en edad adulta de un hombre de mediana edad que regresa a sus recuerdos de adolescencia. Miguel Ángel Altet devora un texto duro e incómodo, leyendo con el tono atropellado e hiriente usado por la autora. Las palabras son continuos balazos que Altet va escupiendo a los espectadores.
“Micaela, la tigresa de nuestra ciudad” de Gianina Cărbunariu es una ficción que, a modo de documental, informa sobre las peripecias de una tigresa escapada del zoo a través de los variopintos y surrealistas testimonios de los que se la encontraron a su paso. Los actores Fernanda Orazi, Claudia Faci y Ziad Chakaroun leyeron esta original y divertida historia de la tigresa que deambula por la jungla de asfalto encontrando a su paso turistas, vagabundos, palomas, ancianos y gorriones.
Fernanda Orazi, actriz joven y reconocida, es fiel a una de sus salas fetiche, el Pradillo, en la que ha representado obras como «Muda» o «Algo de ruido hace«.
En el espacio desnudo, negrísimo y desprovisto casi de espacio y tiempo, escuchando a actores de todas partes del mundo recitar textos de dramaturgos de Italia y Rumanía, se produjo una experiencia casi conceptual. Durante un rato cualquier ciudad europea parecía haber rodeado al Teatro Pradillo.
La clá
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Teatro Pradillo. Fabulamundi.