Termina la Feria de Castilla y León que se ha celebrado, como en cada edición, en Ciudad Rodrigo con gran afluencia de visitantes y con las localidades de los espectáculos vendidas.
Hace años, en un simposio que organizó la Fundación Argentaria en Toledo, se trató el tema del desarrollo y protección de las ciudades declaradas patrimonio de la humanidad. Estas poblaciones encierran entre sus murallas un tiempo estanco y congelado que les dota de cierto aire poético. El reto de estas ciudades es lograr que su singularidad se convierta en un motor turístico que atraiga a visitantes y active su comercio.
Durante el verano Ciudad Rodrigo ha disfrutado de un programa cultural diverso. La localidad apuesta por la música pop y por el blues, por la feria del caballo (que se celebrará en septiembre) y por la feria de teatro que este sábado 29 de agosto cierra su decimoctava edición. La programación cultural se ha convertido, en definitiva, en uno de los reclamos de la ciudad.
Durante los cinco días de Feria los comerciantes de la localidad han recibido con espíritu acogedor a los visitantes de la feria. El taquillero del Teatro Fernando Arrabal informaba, con paciencia, que se habían agotado las localidades para las funciones del día. En las terrazas de la plaza mayor, donde se disfruta de la más bonita luz de Ciudad Rodrigo, los camareros trabajaban sin interrupción. A la hora de la comida, en los restaurantes que se localizan en las estrechas calles dentro de las murallas, era habitual encontrarse al equipo de producción del Festival haciendo turnos rápidos para comer. El más omnipresente de todos era Félix, jefe de producción, que lo mismo estaba supervisando el escenario de “Lost Dog”, que montando en una bici para acudir rápidamente a otra localización.
Al poco tiempo, todos los habitantes que hemos poblado Ciudad Rodrigo (locales o foráneos), nos saludábamos entre las calles.
Esta cercanía, junto con el interés por las propuestas culturales, es lo que hace de la Feria de teatro de Castilla y León una cita teatral tan especial. Aunque los espectáculos se sucedían en todo tipo de espacios, lo verdaderamente único era aquello que ocurría en los espacios abiertos. Por las mañanas, los jóvenes monitores de Divierteatro acompañaban a los enanos construyendo máscaras y jugando con extraños juguetes mecánicos hechos con piezas de desguace.
En horas señaladas se organizaban espectáculos en las plazas más amplias de la ciudad. Le petit studio cinéma montó una pequeña carpa de circo en la que se desarrolló su espectáculo mímico, en homenaje al cine mudo.
Otra compañía, la veterana Bambalúa Teatro, llevó a Ciudad Rodrigo su espectáculo “Cacharros”, en la que el Profesor Chispero saca a sus cuatro artilugios mecánicos. Se nota que la compañía está especializada en teatro de calle y sabe crear enormes elementos decorativos y divertidos, acompañados de música y efectos sonoros. Su propuesta es similar a la de la compañía polaca Teatr Biuro Podróży, que pudo verse hace unos años en los madrileños Veranos de la Villa (crónica en La clá).
Aunque la cita lleve el título de «feria», y aún siendo su propósito principal sea la distribución de espectáculos, la Feria de Teatro de Castilla y León es un lugar de encuentro también para el aficionado teatral y para el público familiar. Pocos son los eventos con acceso restringido. La Feria tiene un aplaudible carácter abierto en el que se pretende mostrar y hacer teatro. La ciudad ofrece un entorno histórico excepcional y recogido, en el que se comparten vivencias con todos los participantes de la feria, ya sean visitantes, productores, actores o comerciantes.
La clá
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XVIII Feria de Teatro de Castilla y León
http://www.feriadeteatro.es/feria2015/indexpc.asp
Bambalúa Teatro
http://www.bambaluateatro.com/bambalua/
Imágenes de La clá.