Los Teatros Luchana de Madrid cumplen un año con más de 100.000 espectadores, 60 eventos corporativos y unas 1800 funciones. Para celebrarlo organizaron un encuentro poco habitual: un debate sobre el reto de las artes escénicas en el que participaron gestores de la industria teatral, periodistas especializados y representantes de los principales partidos políticos.
Hugo Nieto, Director de los Teatros Luchana, inauguró la sesión que contó con muchas intervenciones, de las que destacaron las de la actriz Berta Ojea, Secretaria de Igualdad de la Unión de Actores, y Jesús Cimarro, Director de Pentación Espectáculos y del Festival de Mérida.
Berta Ojea, como presidenta de NORA, la asociación por la defensa de la igualdad en las artes escénicas, dedicó su discurso a reivindicar una mayor presencia de las mujeres en el mundo del teatro. Las cifras que se manejan y que se han logrado recabar son demoledoras. Los personajes para mujeres representan menos del 25% en lo últimos años. Sólo 83 de los 513 proyectos lanzados el año pasado contaron con la dirección de mujeres, la mitad de ellos en régimen de co-dirección y en pequeñas salas.
Uno de los retos de NORA es el trabajo por acabar con el “apagón estadístico” sobre el asunto y lograr, de esta forma, sacar a la luz datos que puedan arrojar visibilidad sobre la situación para luego emprender iniciativas concretas. Según las informaciones recabadas del Ministerio de Cultura, las mujeres de la cultura están 6 puntos por debajo a nivel económico y laboral. Coincide con un panorama en el que las mujeres en cierto rango de edad (principalmente a partir de los 40 años) dejan de participar como actrices hasta que envejecen y su presencia reaparece. Las dramaturgas sufren algo parecido: aquéllas que no hayan triunfado a los 40 difícilmente lograrán encontrar un hueco.
Por su parte, Jesús Cimarro, productor y exhibidor teatral, centró su intervención en algunos de los problemas de gestión que vienen sufriendo las artes escénicas. Con un arranque positivo, felicitó a Carlos Sobera por su apuesta con el Teatro Victoria, a la compañía Kamikace con el Teatro Pavón y, cómo, a los Teatros Luchana. Todos estos proyectos surgen como iniciativas privadas que, sin ayudas públicas, se lanzan al reto de la gestión teatral, y muestran cómo nuevas generaciones están tomando el relevo de modelos anteriores.
Cimarro se autocalificó como un firme defensor del modelo mixto público – privado en la gestión teatral, y puso como ejemplo el proyecto del Festival de Mérida que él dirige. El festival, que venía siendo gestionado desde lo público, ha pasado a ser dirigido por una empresa privada de las artes escénicas que ha logrado sacarlo de su situación deficitaria, pero sin olvidar que el superávit que se obtenga, al tratarse de un proyecto público, debe retornar a las arcas del estado.
Como medidas concretas, Jesús Cimarro puso sobre la mesa varias iniciativas. Es necesario, en primer término, un pacto de Estado sobre la cultura que ponga fin a medidas impositivas como el IVA cultural. También es necesario reforzar el apoyo económico a la cultura mediante subvenciones y ayudas, reforzar los modelos de contratación “a caché” e impulsar los créditos blandos de los bancos para evitar que los beneficios teatrales sean devorados por los intereses bancarios. Las instituciones locales deben reservar espacio publicitario público (MUPIs, banderolas, etc.) para la difusión de montajes culturales.
Por otro lado, conviene que se salven las reticencias a la apuesta privada por continuar con la distribución de montajes que, en su primera puesta en escena, contaron con participación pública. En este sentido, Jesús Cimarro aplaudió la apuesta de Kamikace Producciones por dar continuidad en el Teatro Pavón a los espectáculos que se montan en el Teatro Español o el Centro Dramático Nacional y que luego no tienen continuidad en teatros privados.
Entre los aspectos con los que Jesús Cimarro se mostró más crítico está el intrusismo que se viene sufriendo por parte de empresas de la construcción que comienzan a participar en concursos públicos de las artes escénicas. Para Cimarro se trata de una aberración por la falta de solvencia técnica y artística que estas empresas demuestran, y es una práctica a la que se debe ponerse fin.
El foro de los Teatros Luchana continuó con intervenciones de representantes de partidos políticos y mostró el gran interés que cualquier debate sobre las artes escénicas genera.
La clá
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Teatros Luchana