Este año la dramaturga Denise Despeyroux está en la lista de candidatos para los premios Max por “Los dramáticos orígenes de las galaxias espirales”. Son ya tres las obras que he visto de esta dotada dramaturga uruguaya, y creo haber identificado elementos recurrentes, de esos que confieren cierta huella o singularidad.
De entrada en sus obras se produce siempre una extraña mezcla entre colorismo e introspección. Sus protagonistas son esencialmente vitales, pero a la vez están dotados de un toque de amargura. No logran lo que quieren, se cuestionan incansablemente y mantienen relaciones complejas e inacabadas con seres próximos. Las historias suelen estar salpicadas de toques de humor, y esta combinación entre profundos temas, una tendencia hacia el psicoanálisis, frases lapidarias y situaciones tragicómicas, me hace pensar en la forma de escritura del mejor Woody Allen.
La productora Estudio 3, bajo dirección de Agustín Bellusci, ha puesto en escena una de las obras alegres de Denise Despeyroux, La tentación de vivir. Digo alegres porque la dramaturga, como Allen, es capaz de entonar con mayor seriedad o no, los temas que habitualmente toca. Ésta es una obra esencialmente vital y feliz, en la que los personajes no necesariamente lo son, pero sus desarreglos tienen remedio y no son de suficiente calado.
Con técnica de narración circular, se suceden distintas historias entre varios protagonistas (cuento diez actores, pero personajes son más), que irán entrelazándose, girando e hilvanando hasta llegar, como ordena el canon, a un desenredo final, que culmine la historia.
Esta manera de contar historias no es novedosa, pero requiere un fino lápiz. Los trazados deben ser leves (la inteligencia del espectador debe aportar algo), pero firmes, sin que se produzcan giros que queden sin explicación al final. Aquí hay un chico enamorado de una doctora, que no le quiere. Una hermana que conoce a otra hermana y que confunde afectos (ojo, al tema de las hermanas en Despeyroux). Dos compañeras y amantes, que van perdiendo la sintonía. Y por ahí rondando, una señora neurasténica (genial Nerea Sanjuan), que esconde unas tijeras en un bolso con secretos propósitos.
La obra lleva en cartel en los Teatros Luchana varios meses, y parece que le queda para rato. Es una cadena de historias divertidas, una obra fresca y alegre, con una puesta en escena que acompaña estos elementos, y que perspira juventud y ganas de hacer. La compañía está formada por un cartel amplio, ahí va: Laura Angulo, Miguel Bosh, Raúl Campos, Silvia Criado, Lara Díaz de Sonseca, Arancha García-Ormaechea, Gema Garcimartín, Eloy Noguera Atienza, Luis Riera y Nerea Sanjuan.
Y, por supuesto, detrás de la puesta en escena hay un texto solidísimo que no puede esconder que sale de la cabeza de una de las dramaturgas más interesantes del teatro actual, Denise Despeyroux.
La clá
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Teatros Luchana