El cine en agosto, en Madrid, con los calores y las calles desérticas, es uno de esos pequeños secretos confesables. Con el asfalto a más de cuarenta grados y el gentío peleándose por una hamaca, la sala de cine se convierte, en cambio, en un paraíso urbano al estilo del Hawaii Bombay que cantaba Mecano en los ochenta.
Los Cines Verdi tienen una programación exquisita que mezcla cine moderno en versión original con reposición de clásicos de esos que no se han visto, o que se vieron, hace ya muchos años, en la televisión familiar con culo e imitación a veteado de madera. En el ciclo “Jueves de Imprescindibles” se cuelan últimamente clásicos dedicados al género circense, como Candilejas de Chaplin o Noche de Circo de Ingmar Bergman.
Las artes escénicas han servido de inspiración a muchas películas, pero el circo ha aportado material para grandes clásicos del género dramático. Entre mis preferidos: La parada de los monstruos (1932), El mayor espectáculo del mundo (1952) o La Strada (1953). La lista de películas ambientadas en el circo da, todo hay que decirlo, para una elección larga.
En unos años en que el circo copó la atención de la industria cinematográfica y se convirtió en género de moda, el director sueco Ingmar Bergman rodó “Noche de circo”. Era el año 1953 y mientras el viejo continente se recuperaba de las heridas de la guerra, Estados Unidos cogía velocidad económica de crucero. Merece la pena reflexionar entre el antagonismo entre la hollywoodiense El mayor espectáculo del mundo (en color, heroica y con grandes estrellas) y Noche de Circo (en blanco y negro, pesimista y con actores desconocidos).
El tema principal es la miseria del mundo del espectáculo y de las relaciones afectivas de sus protagonistas. El director del circo, Albert (Ake Gronberg), conduce a una compañía andrajosa por distintos pueblos. Su circo está formado por unos caballos, un oso enfermo, un payaso alcoholizado y otros artistas atormentados. Todos, sin embargo, idolatran a su director y no piensan en dejar el circo. El propio Albert ha abandonado hace unos años la opción de una vida burguesa, con mujer e hijos, por continuar un periplo en carromatos viejos, acompañado de su bellísima amante, la amazona Anne (Harriet Andersson).
La película saca otros temas, entre ellos el choque entre dos géneros escénicos: el circo y el teatro. Cuando Albert, acompañado de Anne, se acerca al teatro local para pedir ropas prestadas a la compañía, su director teatral se mofa de su baja condición como artistas circenses. En un monólogo cruentísimo, cuyo extracto puede verse en el Canal TCM a través de este enlace, el director accede a prestarle las ropas porque compañías circenses y teatrales pertenecen, al fin y al cabo, a la misma chusma, aunque no sean del todo iguales:
“We belong to the same riffraff, the same wretched pack (…). You live in caravans, we stay in filthy hotels. We make art, you make artifice. The lowest of us would spit on the best of you. Why? You only risk your lives, we risk our pride.”
Ingmar Bergman lanza aquí una crítica feroz a su gremio de origen, el teatral, que formó siempre parte de su carrera artística. En la película, director y actor teatral son personajes viles, mezquinos y pomposos. Los circenses, en oposición, son reflejado por Bergman como artistas comprometidos con una profesión dura e itinerante, y por ello con una superioridad moral frente al género teatral.
Para los amantes del cine de Bergman, Noche de circo contiene muchos de los elementos visuales que luego le harían famoso. La muerte bailando con hombres en El séptimo sello es idéntica a los carruajes circenses recorriendo pasajes inhóspitos. En Noche de circo repetiría, además, una de las actrices fetiche de Bergman, Ake Gronberg, con la que había rodado Un verano con Mónica, película célebre, entre otras razones, por la mirada desafiante de la protagonista a cámara y, por extensión, al espectador.
Bergman siempre reflejó en su cine sus vínculos teatrales, trabajando con equipos artísticos muy cercanos a lo que puede entenderse por una compañía artística y tuvo siempre actores de repertorio. Noche de circo es una película que merece ser rescatada. Ojalá se repita la reposición en la programación de Jueves de Imprescindibles de los Cines Verdi.
La clá
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Cines Verdi