El amor de las tres naranjas, Sergei Prokofiev. Teatro Nacional, Zagreb (Croacia).

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Viajar nos coloca en estado receptivo. Para entender las costumbres de una nueva ciudad conviene fijarse en cada pequeño detalle: el comercio, el tiempo, el transporte y, por supuesto, la vida social. Adentrarse a través de la cultura es la mejor forma de sentirse parte del entorno, aunque en ocasiones se presenta la barrera del idioma. Por ese motivo, cuando una ciudad extranjera cuenta con una dinámica vida cultural, no hay que dudarlo, hay que ir al teatro, a un concierto o a cualquier espectáculo. Nada como fijarse en los carteles que se cuelgan en la calle, en los folletos que se distribuyen en locales, en la guía de ocio o en páginas web como Time Out.

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Zagreb es una de esas ciudades europeas con una dinámica agenda cultural. Son varios los teatros que programan producciones locales y off teatral. Es además la capital de la animación, y acoge cada año al festival Animafest, en el que se exhibe lo mejor de las producciones animadas. Cuenta también con festival de cine propio.

Para los amantes del teatro, una cita obligatoria en Zagreb consiste en ir al Teatro Nacional de Croacia, un edificio impresionante de corte imperial austriaco, cuya construcción comenzó en 1894. El edificio fue decorado con frescos de pintores reconocidos en Austria y Croacia. El 14 de octubre de 1895 el teatro fue inaugurado por el emperador Francisco José I. Con más de 100 años de historia, el teatro está en el epicentro de la vida cultural de la capital croata. Enfrente suyo se remodeló un antiguo edificio para albergar la Academia de Música Croata en un moderno complejo de 2014. La cercanía entre ambos, y una sólida tradición musical, hacen que entre la programación del Teatro Nacional de Croacia destaquen óperas, conciertos y similares.

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En el arranque de temporada pudo verse el esperpento lúdico que es “El amor de las tres naranjas”, ópera en cuatro actos con música y libreto de Sergei Prokofiev, compuesta en el año 1919. La obra no cosechó gran éxito en su estreno en Chicago, y no suele formar parte del gran repertorio de ópera. Dicho ésto, la rocambolesca historia de un joven príncipe hipocondriaco, condenado por la bruja Fata Morgana a viajar a tierras lejanas en búsqueda de tres naranjas (que contendrán cada una princesa) acompañado del bufón Truffaldino, asombra por la complejidad y la osadía de la historia.

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La producción es eminentemente croata, con dirección musical de NIKŠA BAREZA y fantástica dirección escénica de KREŠIMIR DOLENČIĆ. Con un libreto que desborda imaginación, disparate y fantasía, el montaje de esta producción es sencillamente un acierto. Personajes y decorado parecen sacados de una película colorista de Tim Burton: estandartes monstruosos, trajes de vivos colores y mucho as de picas deambulan por el escenario.

Si algunos de los protagonistas son parecidos a los protagonistas de Alicia en el país de las maravillas, otros tienen un toque shakesperiano, cercano a las brujas de Macbeth o Ricardo III.

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Asombra que el montaje sólo estuviese unos días en cartel para dar paso a nuevas producciones. La genial e imaginativa puesta en escena de este amor a tres naranjas recuerda que incluso las obras menores pueden vivir un resurgimiento con un apropiado montaje. Esta producción es realmente única para nuevas generaciones de jóvenes que quieran acercarse a la ópera. La experiencia de ver este esperpento colorista y divertido en el maravilloso Teatro Nacional de Croacia en Zagreb fue sencillamente deliciosa.

La clá

www.lacla.es

 

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Teatro Nacional de Croacia:

http://www.hnk.hr/en/