El curioso incidente del perro a medianoche. Teatro Marquina, Madrid.

 

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En el mundo de la creación se establecen diálogos posibles entre obras de género distinto. Piezas de teatro que se convierten en películas, crónicas periodísticas que se hacen drama, pintores que inspiran historias imaginadas, y literatura que se importa y convierte al género dramático.

En el año 2003 se publicaba una obra que recibió casi al mismo tiempo varios premios literarios. Escrita por Mark Haddon, The Curious Incident of the Dog in the Night-Time (El curioso incidente del perro a medianoche), conquistó en seguida por su título sugestivo y de género pop, por la historia contada por un protagonista nada al uso, y por la imagen de portada de su edición más conocida: la editada en 2010 por Gardner Press.

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Casi una década más tarde, el dramaturgo Simon Stephens transformaba el material literario en una obra teatral, que probó ser un éxito rotundo. Su autor ganó los dos grandes premios teatrales, el Olivier británico y el Tony estadounidense. El principal giro que dio Stephens a la novela original fue el cambio de perspectiva narrativa. Si en la novela el chaval con trastorno de Asperger narraba en primera persona su viaje iniciático provocado por un hecho sorpresivo e inconsecuente (la muerte de un perro a medianoche), en la obra teatral la historia se lee en primera persona, como si fuese un diario que se reflejase al momento en la escenificación de lo ocurrido. Una especie de representación verbal luego ejecutada (teatro dentro de una novela, dentro de un teatro).

La rapidez del ritmo impregnado por Stephens, junto con una escenografía impactante, dieron de lleno con la fórmula de éxito. La escenógrafa Bunny Christie diseñó un enorme cubo fluorescente para el montaje del National Theatre de Londres en 2013, y creó un ambiente dinámico y en ocasiones opresivo, siguiendo su concepción creativa de recrear mundos, más que de construir escenarios (así lo comenta en una interesante entrevista para David Jay en The Guardian).

El Teatro Marquina ha hecho una apuesta grande con este éxito teatral, cuyos derechos no habrán sido precisamente una ganga. Y parece que está funcionando, teniendo en cuenta que ha copado casi la mitad de la temporada teatral y ha agotado (en no pocas funcionas) el cartel de “no hay entradas”. La dirección escénica corre a cargo de José Luis Arellano, y Gerardo Vera se ha encargado de jibarizar la propuesta escénica de Bunni Christie. Conviene resaltar que el Marquina posee una caja escénica tradicional, mientras que el National Theatre londinense es una mole que usa la forma de anfiteatro clásico, espacio que se presta a grandes construcciones escénicas para no ser devorado por el enorme vacío circundante. Vera, en su faceta de escenógrafo, no innova y continúa la estética marcada por Christie. Tonalidades azules con mucha tonalidad fluorescente en movimiento para imitar la imagen de videojuego.

El reparto de la producción del Marquina ejecuta la sincronización requerida por el texto. En la función a la que asistí, el protagonista estuvo interpretado por un correcto y medido Raúl Pulido, acompañado por Marcial Álvarez, en el papel del rudo padre, y Mabel del Pozo, como su madre. El reparto es extenso, con hasta diez intérpretes sobre escena. Destaca la energía y frescura de Lara Grube, como narradora de esta historia.

El montaje es digno de ver por un público joven, incluso post-milenial. Y sobre todo como gancho para aquéllos que no acudan normalmente al teatro. Es una historia fresca, protagonizada por un antihéroe (paradigma de la diversidad), visualmente muy evocadora, con un ritmo coreografiado y rápido, y una muy solvente ejecución. Todos estos ingredientes pierden la intensidad de lo emocionante para quienes vamos con mirada cansada, y a ratos se aprecian las costuras mecánicas. Me recordó en momentos a algunas propuestas escénicas de la compañía británica Complicite, virtuosas en la ejecución, y con un punto de distanciamiento.

Salvo que alargue estancia en el Teatro Marquina, quedan pocas funciones. Insisto en la juventud que perspira este montaje. Vayan, si pueden, acompañados de adolescentes y veinteañeros, y disfruten a través de sus ojos.

La clá

http://www.lacla.es

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Teatro Marquina

https://www.grupomarquina.es/espectaculos/curioso-incidente-perro-teatro

Imágenes cortesía del Teatro Marquina.

El curioso incidente del perro a medianoche. Duración aproximada: 2 horas y media (incluido descanso).