Antony & Cleopatra. National Theatre Live. Youtube.

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El National Theatre de Londres es toda una institución. Se inauguró en el año 1976, y entre sus impulsores estuvieron algunas de las figuras artísticas más importantes del momento, entre ellas Peter Hall y Laurence Olivier (este último fue su director artístico durante más de una década). Nació con la voluntad de convertirse en un centro de producción artística a través del cual homenajear a los grandes clásicos, y a la vez levantar montajes contemporáneos.

El arquitecto que lo diseñó, Denys Lasdun, ganó el concurso para su construcción gracias a su espíritu funcional. Su proyecto se presentó sujeto al contenido y no tanto al continente. Si el National Theatre pretendía ser un teatro en funcionamiento y una fábrica artística, el edificio se plegaría a estos usos. Lasdun eligió para ello el cemento, un material presente en cualquier edificio residencial, para eliminar las florituras italianizantes asociadas al elitismo cultural. El centro es, desde fuera, un edificio construido en terrazas con líneas arquitectónicas rectas, una especie de mole armada de gran empaque. Por dentro acoge tres salas teatrales y algo interesantísimo, un verdadero centro de fabricación artesanal dedicado a las artes escénicas. Casi la totalidad de trabajos de ebanistería, vestuario, escenografía, diseño digital, etc. se realizan en el propio edificio, que cuenta con unas instalaciones prodigiosas. La sala principal tiene forma de teatro griego, en lo que debió ser en su día una propuesta democratizadora. Prácticamente desde cualquier asiento se disfruta de la misma visión. Técnicamente presenta problemas de acústica, y uno más difícil: el efecto absorbente del exceso de espacio. Muy difícil llenar semejante “orchestra” en la sala principal.

El empaque cultural que representa el National Theatre, y el condicionamiento que plantea su sala principal, ha llevado a que en este escenario se representen súper producciones teatrales, en las que el equipo técnico del NT despliega todo su saber artesano.

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Imagen de La clá

En la actualidad el National Theatre se financia a través de fondos privados y públicos, marketing, tienda, visitas turísticas, licenciamiento de las producciones y venta de entradas.

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En junio de 2009 National Theatre puso en marcha su producción audiovisual, bajo la marca NT Live. Las grandes producciones teatrales pasaron a formato audiovisual para su distribución en cines. La apuesta fue grande porque pasó por una inversión enorme en la calidad de las grabaciones. No se trata de una grabación en plano fijo, ni tampoco una grabación cinematográfica. No hay cortes, ni repeticiones, para guardar así la esencia teatral. Entre las producciones icónicas de NT Live está Hamlet, interpretada por Benedict Cumberbatch en el Barbican en el año 2015. En España los cines Yelmo son los que adquirieron los derechos de exhibición en sala, y los pases agotan habitualmente las entradas.

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Esta semana de mayo tenemos una oportunidad única de disfrutar de una de las producciones más emocionantes y exitosas de los últimos tiempos: Antony & Cleopatra, interpretada por un apabullante Ralph Fiennes y una majestuosa Sophie Okonedo, dirigidos por Simon Godwin. Estuve en la visita guiada del National Theatre unos días antes de su estreno, en el año 2018. Egipto rondaba los enormes almacenes del National Theatre y la tienda del teatro exhibía ya un mostrador egipcio. En la visita explicaron que cada producción del National Theatre suele tener una preparación de año, año y medio, salvo si se trata de Antony and Cleopatra, que ha tardado casi tres años en realizarse debido a la agenda de Fiennes.

No pude disfrutar de aquel montaje épico, pero el National Theatre lo ha puesto ahora al alcance de todos. Es una producción absoluta de Shakespeare, con la estética propia de un montaje del siglo XXI. La propuesta escénica es apabullante, y corre a cargo de Hildegard Bechtler, con música en directo de aires orientales y con presencia de instrumentos de percusión y tambor. Egipto, de colores arenosos y terrosos se opone a una Roma digitalizada. Entre medias, un mar y un barco que surge como una aleta de tiburón, y las legiones de soldados vistiendo uniforme naval. Hay cambios de escenario continuos, haciendo uso del escenario circular. La obra empieza por la última escena y pasa como un recuerdo al inicio.

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William Shakespeare escribió la pieza alrededor de 1607 y está entre las obras de madurez. La obra ha escapado siempre cualquier encasillamiento. Tiene grandes momentos cómicos, y es a su vez una gran tragedia que acaba, como la historia cuenta, con la muerte de los amantes. Siendo un drama histórico, el público conoce el final de antemano, ventaja que el dramaturgo usó para colocar a los personajes en un estado voluble, cuyo destino se sabe funesto. Cleopatra es “regina”, excesiva, apasionada y exagerada. Sophie Okendo ofrece la enorme versatilidad de este personaje, sin que en ningún momento deje la actitud faraónica. Y despliega toda la comicidad del personaje. Su conversación coqueta y enojada con el sirviente que le trae noticias de Antony es uno de los momentos álgido de ese humor bien acompasado. Pero Okendo no abandona la pose altiva y dramática, que le llevará a la escena culmen de su muerte, con la venenosa serpiente al final de la escalinata.

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La mejor descripción de Cleopatra la realiza Tim McMullan (Enobarbus) ante Katy Stephens (Agrippa). Shakespeare tuvo la virtud de introducir pasajes descriptivos vívidos, que acompañaron la acción si necesidad de representarla en todo momento. McMullan ofrece un fantástico Enobarbus, cínico y divertido. La seriedad y la compostura se reservan para un talentoso Tunji Kasim, en el papel de Augusto. Su juventud y su compostura contrastan fuertemente con la madurez de Antony y de Cleopatra, un efecto seguramente buscado por el director de escena. A ratos, sin embargo, se echa en falta un Augusto con espaldas más anchas.

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Reinando en la pieza, en la que es una construcción absoluta del personaje, está Ralph Fiennes. En 2005 muchos pudimos disfrutar de su otro Marco Antonio, en Julius Caesar, dirigido por Deborah Warner en los años gloriosos de Mario Gas en el Teatro Español. El Antonio de esta pieza tiene otro trazo completamente diferente, pervertido por los años.

Si hubiera que elegir un solo tema para Antony & Cleopatra, podría decirse que la obra trate de la pérdida del honor. El gran general y la mítica reina se ven infatuados el uno por el otro. La pasión cegará cualquier visión de estado o de imperio, que en otros momentos ocuparon sus batallas y sus gobiernos. Ralph Fiennes representa con cada parte de su cuerpo este deterioro de la grandeza. Corpulento, con movimientos ebrios, físicamente cercano a quienes le rodean, se siente veterano en un mundo de guerras y de poder. Su destino irá unido a la lucidez de su decadencia. La autoridad se derrite de mí, dice Antonio hacia el tercio final. He ofendido a la reputación.

Fiennes sin duda ha ofrecido en esta producción uno de sus papeles teatrales más icónicos, afeando sus atributos para convertirlos en ademanes burdos, acercándole a un tipo de enorme fisicidad que se guía por el placer. Veo en este Fiennes su talento natural, unido a la madurez de Simon Russell Beale.

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Son tres horas y media, pero realmente merecen la pena. La producción audiovisual es de una calidad absoluta y la grandeza del montaje perspira a través de la pantalla. Como siempre, se asombrarán por el lenguaje juguetón y bello de Shakespeare. Añadan a esto varios portentos actorales y una producción escénica de lujo. Hasta el 14 de mayo en el Canal Youtube.

La clá

www.lacla.es

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Antonty&Cleopatra. NT Live.

https://www.nationaltheatre.org.uk/shows/antony-and-cleopatra

 

Fotografía de Johan Person. Cortesía de National Theatre.