El sábado 9 de mayo el BOE publicaba la Orden de flexibilización de determinadas restricciones del Plan para la transición hacia una nueva normalidad. Y dentro de esta Orden, que regula lo que era hasta ahora una mundo que dábamos por sentado, se recogen las medidas para los actos y espectáculos culturales.
No les niego que la normativización del acto escénico produce un sentimiento de violación. Como si se hubiesen apropiado de algo que es intrínseco al teatro: la diversión y la libertad de creación. El teatro se nutre de ese juego travieso que se establece con la realidad que se otea a través de la cuarta pared.
Las medidas de la orden establecen que:
- Si el espectáculo se organiza en lugar cerrado no podrá haber más de 30 personas en total y si se organiza al aire libre, el aforo máximo será de 200 personas.
Si acuden ya pueden presumir de espectáculo exclusivo.
- Se recomendará la venta online.
No se estila desde hace años el pequeño soborno a la taquillera (costumbre arraigada en mi progenitor), pero se mantiene todavía la charleta sobre la función y el gorrón aficionado a pie de taquilla pidiendo entrada libre.
- Los espectadores deberán estar sentados y mantener la distancia de seguridad.
Adiós pues a los espectáculos “fureros” (aka de la Fura dels Baus) y a las salidas a escena de los señores en espectáculos de La Cubana.
- Todas las entradas y asientos deben estar debidamente numerados.
No se apuren en coger sitio en la cola en el Teatro Alfil o en el ensayo del Pavón Teatro Kamikaze, que por mucho madrugar no les tocará butaca buena frente al escenario.
- Se evitará, en lo posible, el paso de personas entre filas, que suponga no respetar la distancia de seguridad.
Mire pues ésta sí que me gusta, sobre todo si quien está sentado es persona de buen andar a quien simplemente no le da la gana levantarse.
- Se establecerán marcas de distanciamiento en el suelo en el acceso a la sala.
No se confundan y piensen que las pegatinas blancas marcan el lugar de su soliloquio. Son flechas direccionales de toda la vida para su entrada y su salida.
- La apertura de puertas se realizará con antelación suficiente.
Aquí ya la hemos liado porque cada teatro, como buen anfitrión, marca sus horas de visita. Si ven zombies deambulando por la zona, son espectadores que espera una apertura de teatro “con antelación suficiente”.
- No se entregará libreto ni programa.
Aquí me han dado donde más duele. Qué será de mis primorosos archivadores que guardan como tesoro azteca los programas teatrales desde mis mozos años de juventud.
- Cuando no pueda garantizarse la distancia de seguridad, se asegurará que se dispone de equipos de protección adecuados.
Vayan haciendo vídeos didácticos sobre cómo gestionar la tos o el caramelito con la escafandra puesta.
- En los espectáculos se recomienda que no existan pausas intermedias.
Pues ya saben, si sufren de posaderas no se vayan a ver un Shakespeare.
- No se prestarán servicios complementarios, como guardarropa.
El abrigo de visón y el paraguas sobre las rodillas.
- Se realizarán antes y después de la representación avisos que anuncien las medidas y el distanciamiento.
Pues si no hacen caso al del móvil, ya me dirán…
- Cuando haya varios artistas simultáneamente en el escenario, la dirección artística procurará que se mantenga la distancia sanitaria de seguridad en el desarrollo del espectáculo.
Ésto no me lo pierdo. Ahora se amarán y se matarán guardando las distancias, así… como con flema.
- Y para el caso de actores y actrices, se atenderá a medidas de seguridad diseñadas para cada caso particular.
Pues menudos son los titiriteros de particulares.
- Se procederá a la limpieza y desinfección de todas las superficies e instrumentos. El vestuario no se compartirá.
¡Ya está!, vamos a tener Mamet en la cartelera hasta hartarnos.
La clá
[Gentes del teatro, disculpen el sano ejercicio del humor en estos tiempos difíciles. Con mascarilla, haciendo cola, siendo obedientes, estando sanos, y con mucha ilusión volveremos a poblar sus butacas]