
Meritorio es el trabajo que este año el equipo del Festival Pendientes de un Hilo ha desempeñado para lograr que se celebre la IV edición de este maravilloso encuentro con los títeres. El Teatro Pradillo, muy vinculado a la historia de la compañía teatral La Tartana, acogió parte de los espectáculos, y uno de sus platos fuertes, el montaje “Recuerda” en el que la compañía, con Juan Muñoz al frente, hace un recorrido por más de cuarenta años de andadura escénica.
En el montaje tienen cabida todas las formas titiritescas creadas por esta mítica compañía teatral que nos honra, temporada tras temporada, con nuevos proyectos. El espectáculo se inicia con homenaje al equipo de médicos y enfermeros que nos han cuidado durante la pandemia. De frente un hombre con máscara que pronto desvelará la identidad.
Durante el aislamiento todos hemos tornado hacia ejercicios introspectivos. En el caso de La Tartana y de Juan Muñoz, esta visión retrospectiva ha llevado a un recorrido memorístico sobre algunos de los hitos de esta compañía artística. De partida, un homenaje a la película Lili (1953), con Leslie Caron y Mel Ferrer, a través de un grupo de marionetas que se replican en el escritorio sobre el que Juan Muñoz irá desplegando artificios. Los títeres de manoplas danzan al son de Hi-Lili, Hi-Lo, en una de las imágenes más poderosas del montaje.
El siguiente gran tributo es a Manuel de Falla y al Retablo de Maese Pedro (1923), espectáculo que el compositor creó a partir de uno de los episodios de El Quijote. Alrededor, maletas con muñecos y títeres que irán esperando turno para ser animados.
En una de las maletas, los títeres adquieren un movimiento mecanizado, como si el escenario fuera impregnando de vida y magia todos los objetos fantásticos que van apareciendo. Desde insólitos decorados que se alzan sobre la mesa, hasta livianas mariposas surgidas de un trozo de papel.
Proyectado sobre el fondo, algunas imágenes de la compañía, con un zancudo Juan Muñoz paseándose por un parque, para luego “pasar la gorra”.

Algunas de las marionetas vivirán escenas de especial emoción. Es el caso de Polichinela, la primera creación, toda en blanco y conservando un enorme poder de atracción. Con una estética totalmente ochentera, el largo “Roberto”, con gabardina y cara de haber salido de un cartel diseñado por Iván Zulueta, vivirá un trágico desenlace. Y traca final para la marioneta articulada que se convierte en el alter ego de Juan Muñoz. Pude ver el montaje, Imagina, en la Sala Berlanga de Madrid. La fuerza de la imagen, la gestualidad y la sutileza de cada movimiento, convierten este encuentro entre creador y criatura, en algo único.

Confío en que pronto La Tartana recupere un espacio más estable en la programación teatral madrileña, para que los devotos admiradores, y también nuevos espectadores, podamos disfrutar del oficio titiritero, tan rico en formas, expresiones y matices. Testimonio de ello es este bellísimo homenaje a más de cuarenta años de andadura, Recuerda, con Juan Muñoz como gran maestro de ceremonias. Entretanto, estén atentos a los próximos espectáculos programados por La Tartana en su web.
La clá
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Compañía La Tartana
Festival Pendientes de un Hilo
Imágenes cortesía de La Tartana.
Hola buenas,
Ojalá esta mala racha para la cultura pase pronto y podamos volver a disfrutar del arte en todas sus formas como hacíamos hasta ahora.
Respecto a los espectáculos con marionetas me ha surgido una duda, los teatros convencionales con las gradas inclinadas, ¿son buenos para estas obras? Las butacas están colocadas para ver bien todos los rincones del escenario, ¿esto no «chafa» un poco la magia de las marionetas?
Muchas gracias, un saludo
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