La Lengua en Pedazos. Teatro Galileo.

Retorna Juan Mayorga a La lengua en pedazos, texto con el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Dramática en el año 2013. Y lo hace como director de escena con dos de sus actores predilectos, Clara Sanchís (protagonista también de su obra El mago) y Daniel Albaladejo (con quien hizo Reikiavik), en el Teatro Galileo.

La lengua en pedazos es una pieza teatral densa, sin espacio para la distracción. Con una duración correcta, la obra condensa en algo sencillo una historia compleja, y requiere a cambio una atención plena del espectador. Es de esas piezas que no se pueden permitir un desliz en la elección de sus intérpretes. El de Santa Teresa de Jesús en la versión de Mayorga es, permítanme, un papel que lleva lacrado el nombre de una gran dama. Imagino a una Nuria Espert o, por su fina ironía, a una lenguaraz Vicky Peña en el papel de la Santa.

Clara Sanchís entra en el Olimpo de las grandes damas con este trabajo. Lo trabaja con una voz bajada a tono grave, para acompasar la firmeza de espíritu del personaje. Mayorga ha condensado en una charla con el cura inquisidor la biografía entera de Santa Teresa. Surge en esa conversación puntual su vocación lectora y literaria, sus apariciones y pasajes místicos, su espíritu revolucionario, la búsqueda de sí misma a través de Dios, su lucha institucional. Todos estos aspectos requieren una transición por el alma de la religiosa. Sin dejar el tono hondo y serio, Clara Sanchís hace sentir la alegría de la vida en encierro que vive la Santa y el éxtasis de sus conversaciones divinas. Pero también se escabulle del censo inquisitorial con cinismo e inteligencia.

La mirada del dramaturgo es de admiración hacia Santa Teresa de Jesús, pero se atreve a mostrar, con una mirada del siglo XXI, las complejidades de su personalidad. En esta pieza Mayorga puso a trabajar su bagaje como filósofo, enseñando las diatribas de la persona. La religión como vivencia íntima se enfrenta a los estamentos oficiales. En el otro lado del ring dialéctico está el inquisidor, interpretado por un Daniel Albaladejo portentoso y aterrador, con un ligero exceso de voce en sus enfados.

De la dirección escénica me gustan y disgustan por partes iguales algunos toques de Mayorga. Admiro la puesta en escena sobria y oscura, reflectando el ambiente de la España Negra. Vestidos de manera actual, pero en colores sobrios, los intérpretes consiguen que creamos que él es un viejo inquisidor, y ella una monja rigurosa. Hacia el final vestirán los hábitos, demostrando que es posible batir el refrán. La interpretación sin vestimentas resuena tanto como con túnicas. El hábito no viste al monje ni, en este caso, al intérprete.

Más manido es el uso de sillas como attrezzo. Confieso cierto cansancio hacia el uso de sillas como único elemento para dotar de cierta acción a dramaturgias que se suceden en conversaciones. Es un recurso demasiado manido y normalmente encubre cierta pobreza en la escenografía. Uno o dos muebles de época realzarían más.

Volviendo al Mayorga dramaturgo, La lengua en pedazos es una obra literaria excelente. Pareciera que los diálogos hubieran sido escritos por algún autor de época. El título, lo presta Mayorga de la propia Santa, pero a través de él crea unos pasajes bellísimos que asocian lengua, religiosidad y mística.

Hay un tipo de teatro que triplica su disfrute si se lee antes. Si tienen entradas para La lengua en pedazos, intenten hacerse con la edición de La uña rota con la dramaturgia de Mayorga (Teatro 1989 – 2014). La lengua en pedazos es una pieza literaria de alta orfebrería que Clara Sanchís y Daniel Albaladejo elevan al arte de la mística escénica.

La clá

http://www.lacla.es

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Teatro Galileo.

Teatro Galileo (galileoteatro.es)

La uña rota.

www.larota.es

Duración aproximada: 80 minutos.