Castelvines y Monteses. Teatro de la Comedia, Madrid.

Programa el Teatro de la Comedia una de esas piezas poco representadas del maestro Lope de Vega, Castelvines y Monteses (c. 1647). De la misma temática que Romeo y Julieta, la de Lope no está entre las más conocidas del escritor español. Dicen los estudiosos que el origen de ambas historias puede encontrarse en la pieza de un escritor italiano, Matteo Bandello (1554-1573), aunque por la época corrieron muchas versiones sobre el mismo tema. Mientras que Lope convirtió la historia en una comedia liviana de enredos, Shakespeare la elevó a la altura de los conflictos políticos, diseccionando la irracionalidad autodestructiva del individuo. Ganó el segundo.

Esta temporada teatral, el Teatro de la Comedia ha rescatado con acierto esta comedia de nuestro maestro dramaturgo. Honra tocar piezas clásicas menos conocidas, aunque de la semblanza con el conocido drama shakespeariano salga Lope maltrecho. A cargo de esta producción está Sergio Peris-Mencheta, que ha trabajado también en su adaptación con José Carlos Menéndez. La Verona de Lope se juega entre los muros altos que distinguen a esta ciudad fortificada. Curt Allen Wilmer, con el estudioDedos, está a cargo de una escenografía dúctil, que permite jugar a discoteca, bar de plaza, palacio e incluso tumba mortuoria. Con Wilmer ya había trabajo Peris-Mencheta en La Cocina (2016), y con acierto repiten colaboración. Wilmen ha logrado la versatilidad que Peris – Mencheta ha buscado para esta versión alegre y musical. Veo incluso toques de Banksy, con corazones en forma de globo sobre pared de graffiti. Del espacio escénico sólo me chirrían unos audiovisuales en blanco y negro que no acompañan el colorido paisaje pintado por escenógrafo y figurinista. Elda Noriega ha realizado un vestuario vivo y alegre con el que ha jugado al sapore italiano, y que alcanza su mayor vistosidad en las primeras escenas, la de presentación (y cierre) y la de la fiesta de disfraces (con pulpo, monja, cheer leader y astronauta).

En Castelvines y Monteses Peris-Mencheta ha arriesgado con un Lope moderno, levantado sobre las tablas del templo de los clásicos. Hay teatros que tienen un cierto tipo de afición, le ocurre al Teatro Real, al Teatro de la Zarzuela y al Teatro de la Comedia. Cuentan con público fiel, pero en ocasiones tirano, de ahí que esté bien que de cuando en cuando haya quien les rete. Por la energía del público al finalizar la función, parece que Peris-Mencheta sale victorioso con su propuesta. Entre los aciertos, jugar con el estereotipo italiano de canzoni italiane de los 60, 70, 80… para crear una Verona moderna y vital.

Castelvines y Monteses, es decir, la dramaturgia original de Lope, se desarrolla trenzada entre canciones y números musicales modernos. El arranque se produce con mucho movimiento escénico, pero de forma algo apresurada y deshilachada. La música enlatada (que pronto desaparecerá), ahoga el parlamento inicial que siempre es importante en los clásicos.

Pronto levanta el vuelo con una propuesta más cohesionada. El enlatado da paso a música en directo con grupo de fondo, mariachis, acordeón y guitarra. La pieza de Peris – Mencheta tiene un sensacional movimiento escénico, y subraya las destrezas de un elenco actoral que domina baile, mimo, canto y recitado. Sacrifica el director la falta de técnica de los clásicos por una parte parte del elenco, apostando por una propuesta artística más integral. La jugada pasa, sin embargo, factura en algunos pasajes.

La modernización del clásico tiene, en el lado positivo, muchos aciertos. Paula Iwasaki es una Julia divertida, que se aleja de la ñoñería femenina habitual en los clásicos. Natxo Núñez combina papeles, entre los que aparece un Gurruchaga italianizado. Su carisma se nota en escena. Me gusta también María Pascual, con un papel divertido y cómico, y un verso bien proyectado. Otro tanto para Ignacio Rengel, que se planta con presencia en sus diferentes roles.

El montaje va sobrecargado de canciones, y a ratos se echa en falta freno de mano en pasajes del verso original, pero avanza con enorme energía y jovialidad y parece que no suelta en ningún momento el interés del público, al que acaba conquistando.

Castelvines y Monteses es, en conjunto, una obra que se juega en las alturas de los muros veroneses, entre acrobacias, bailes y música. Y es sin duda una propuesta renovadora que ojalá atraiga mucho público joven a las butacas. Peris Mencheta hace suyo el verso de Lope: “Desprecio lo que es posible, lo difícil apetezco”. Digno de alabar.

La clá

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Teatro de la Comedia

Teatro de la Comedia – Compañía Nacional de Teatro Clásico (mcu.es)

Imágenes de Bárbara Sánchez Palomero, cortesía de Barco Pirata.

Duración aproximada: 2 horas y 15 minutos.