
El pasado lunes se inauguraba la Sección de Teatro del ilusionante proyecto de modernización del Ateneo. El proyecto del Grupo 1820 ganó hace unos meses las elecciones a la Junta de Gobierno con el firme propósito de revitalizar el Ateneo madrileño y convertirlo en centro de debate político y cultural.
El Ateneo de Madrid está vinculado con los representantes más granados de nuestra cultura (María Zambrano, García Lorca, Emilia Pardo Bazán, Pedro Salinas, Amadeo Vives, María Lejárraga, Clara Campoamor, Valle-Inclán…) y sus paredes encierran numerosas historias.
Uno de los pilares fundamentales del Ateneo es la Sección de Teatro, y conocida es también su tertulia teatral. A cargo de esta sección, el actor Miguel Rellán ha inaugurado con pura mascletá lo que va a ser la actividad vinculada con las artes escénicas.

Para ello Rellán organizó una lectura dramatizada que fue un dispendio de talento, un alarde de amistades teatrales y un elogio al público. Como obra de inauguración escogió “Farsa y Licencia de la Reina Castiza”, escrita por Valle Inclán, que fue insigne ateneísta y Presidente del Ateneo. La pieza se escribió en 1922 (se cumple un siglo) y se estrenó en 1931. Se trata de una comedia en torno a la reina Isabel II y a un grupo de pícaros dispuestos a chantajear a la monarca con dos cartas subidas de tono. Hay intrigas palaciegas y un rey que también va a lo suyo.

Al bellísimo Salón de Actos fueron conjurados por amistad Ana Belén, Luis Bermejo, Javier Cámara, Belén Cuesta, Víctor Clavijo, Fiorella Faltoyano, Alba Flores, Mario Gas, Emilio Gutiérrez Caba, Julia Gutiérrez Caba, Carlos Hipólito, Jorge Perugorría, Carmen Machi, Blanca Portillo, Ángel Ruiz, Marina San José, José Sacristán, Camila Viyuela y Pepe Viyuela, para interpretar la lectura dramatizada con más poderío que se ha visto.
El elenco actoral estuvo acompañado de tres músicos también con solera: Bernardo Fuster, Luis Mendo y Lorenzo Solano.
La lectura fue un jolgorio que no se sabía quién disfrutó más: si el público, los acompañantes o los propios actores. El que tenía poco texto, se animaba a hacer fantochadas, y el que tenía mucho lo caracterizaba para darle el punto narrativo. Luis Bermejo y Javier Cámara se dieron a la pantomima, mientras que Hipólito clavó a un rey con tono pasmado. Cuesta y Portillo se arrinconaron divertidas haciéndole a la Machi de corte bufonesca. Ana Belén, Julia Gutiérrez Caba y Sacristán hicieron de narradores. Ángel Ruiz, Mario Gas, Víctor Clavijo, Marina San José y Pepe Viyuela se trabajaron sus papeles largos, con una soltura que parecía de muchos ensayos. Perugorría, Faltoyano, Emilio Gutiérrez Caba y Alba Flores sacaron relumbrón a sus cameos. Y, en fin, todos nos lo hicieron pasar bomba.

Terminaba el acto emocionado un Miguel Rellán que reconocía estar rodeado de magia. Comentó que el acto se consiguió llamando uno a uno.
El oficio de actor será duro, pero créanme que la inauguración de la Sección de Teatro del Ateneo genera una sensación de fortaleza inigualable. Pocas profesiones pueden presumir de acudir a la llamada de un amigo, dejando a un lado egos, compromisos y prebendas. Lo del lunes 21 de febrero fue una de esas cosas bonitas que suceden, a veces, en Madrid. Fue, lo repito, un alarde de amistad y de talento. Y prepárense, porque la Sección de Teatro del Ateneo de Madrid promete más buenos momentos. Es un orgullo ser ateneísta.
La clá
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Ateneo de Madrid
Imágenes cortesía del Equipo de Prensa del Ateneo.
Fotógrafa Elena del Real.
