Un siglo de Bergman. Documental sobre Ingmar Bergman. Filmin.

Bergman asomado al patio de butacas del Teatro Dramático Real de Estocolmo.
Foto ©: Bengt Wanselius

En 2004 la directora Marie Nyreröd consiguió que Ingmar Bergman (1918-2007) le concediese una serie de entrevistas en su retiro en la Isla de Faro, en Suecia. En este paraje apartado, Bergman había construido una especie de fortaleza espiritual defendida por la naturaleza y la discreción de los habitantes de la isla. Bergman tiene 85 años y proyecta en el documental una capacidad narrativa asombrosa sobre su propia biografía.

Las entrevistas en la isla, junto con imágenes de archivo, forman parte del documental Un siglo de Bergman (2004), serie realizada en tres episodios en torno al teatro, el cine y la isla de Faro.

En las entrevistas, un Bergman nostálgico y frustrado, repasa sus inicios teatrales, su relación con los actores, su paso como director por distintos teatros en Suecia y Alemania y su comunión artística con el escritor y dramaturgo August Strindberg (1849-1912). Durante su longeva carrera artística, Bergman dirigió unas 125 producciones teatrales, que combinó con su producción fílmica. Bergman descubre que su vínculo con el teatro fue mucho más estrecho que con el cine y que, al final de su carrera, conocedor de que no tendría más que aportar creativamente, lo que más siente es no estar haciendo teatro.

En un momento del documental, sentado junto al actor y director Erland Josephson (Secretos de matrimonio), Bergman comenta que fue lo que hizo en el Teatro Dramático Real de Estocolmo lo que él considera verdaderamente importante y no tanto el reconocimiento internacional que le dio el cine.

Durante las entrevistas se mezcla su sentir por el teatro que plasmó, casi de forma teorética, en su película Después del ensayo (1984). Para hacer una producción se puede prescindir de muchas cosas, dice, pero tres son imprescindibles: una obra, el público y unos actores. El público surge como obsesión a lo largo de la charla, con el deber de llenar un aforo con 724 butacas y la necesidad de desechar la pereza cultural que entendía en aquellos años imperante. Al público precisamente le dio la posibilidad de asistir en vivo a sus ensayos.

Bergman dando indicaciones a Torsten Flinck y Lena Endre en un ensayo de «El Misántropo» (1995).
Foto ©: Bengt Wanselius

En su relación con los actores se percibe esa tendencia vampírica que también vivió con sus amantes. Bergman era conocido como un director exigente y de temperamento, un “come-actores”, como dice su alter ego en Después del ensayo. Bergman, sin embargo, no puede ocultar su profundo amor por ellos y por la camaradería que consiguió crear en un grupo selecto que conformó su compañía teatral en su etapa de Malmö y sus veranos de rodajes. La selección de una obra de teatro comienza en encontrar al actor o a la actriz que pueda acometer el personaje.

En el vértice opuesto aparece la figura del crítico teatral, a la que el director muestra su más absoluto desprecio. Debería existir, dice, una cámara esterilizada entre artistas y críticos. La reflexión surge a raíz de su notorio encontronazo físico con un crítico teatral, por el que se vio obligado a indemnizar con 5000 coronas.

La otra gran perla del documental es la relación de admiración hacia August Strindberg (1849-1912), el gran dramaturgo sueco al que Bergman dedicó buena parte de su producción teatral. Junto a una litografía del pintor Edvard Munch, Bergman habla de sus conversaciones ficticias con el dramaturgo sueco, del que llegó a dirigir 30 producciones para teatro, radio y cine.

El documental muestra tres extractos de un mismo fragmento de la pieza El sueño (Comedia Onírica) escrita por Strindberg en 1901, y a la que Bergman alude obsesivamente, en especial a uno de los pasajes. En el documental se reproduce el mismo extracto (“¡qué pena!, las personas…”) en tres producciones y tres interpretaciones totalmente diferentes realizadas por Bergman.

La espiritualidad de Bergman queda patente en este documental. Pese a su visión cínica y atea, cree en la energía que los actores van posando sobre las tablas de un escenario, creando una fuerza sobre natural capaz incluso de materializarse. La visión de posteridad de Bergman está asociada a esa mezcla de realidad y ficción del teatro. Su deseo, compartido con Erland Josephson, sería acabar como fantasma del Teatro Dramático Real de Estocolmo.

El documental está disponible en la plataforma Filmin y es cautivador.

La cla

http://www.lacla.es

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Un siglo de Bergman. Documental sobre Ingmar Bergman. Filmin.

https://www.filmin.es/serie/un-siglo-de-bergman

Imágenes de Bergman. © Bengt Wanselius

http://www.wanselius.co

Ingmar Bergman Foundation

https://www.ingmarbergman.se/en