
Qué grata sorpresa comprobar que la cartelera teatral navideña incluye un cuento dickensiano, el más conocido sin duda, Cuento de Navidad publicado en 1843.
Cada cual tiene sus tradiciones navideñas. Entre mis preferidas está siempre rememorar este cuento que puede leerse o disfrutarse en tantas versiones como se quiera. Hoy a Charles Dickens le invitarían a dar charlas TEDx sobre salud mental y gestión de las emociones, compartiendo plantel con los psiquiatras Enrique Rojas Marcos o Marián Rojas – Estapé. Al personaje de Mr. Scrooge se le aparecen tres fantasmas para mostrarle el pasado, el presente y el futuro, y básicamente vienen a recomendarle que deje de trabajar tanto y disfrute las pequeñas cosas de la vida y del cariño de quienes le rodean.
Entre mis versiones preferidas de este cuento navideño está la película musical de 1970 interpretada por Albert Finney en el papel de Ebenezer Scrooge y Alec Guinness en el de Jacob Marley. Las manos agarrotadas de Finney contando monedas, el gesto torcido de la boca, la mirada incisiva y desconfiada son memorables. Lo es también la breve intervención de Alec Guiness con sus andares bamboleantes y excesivos y el gesto grave.

El Teatro Pavón de Madrid estrena estos días una nueva producción capitaneada por el actor Fernando Cayo. La dirección es de Mingo Ruano con adaptación del texto original de Luis Mamerto Rodríguez. La propuesta mantiene los hitos del relato clásico, pero los adapta a nuestro mundo actual con un lenguaje mucho más accesible. El cambio más notorio es que Bob Cratchit se convierte en esta versión en una trabajadora incansable, la señora Vivien, en un guiño a la difícil conciliación entre familia y trabajo que viven las mujeres.
El éxito de esta versión es precisamente la condensación de la historia y la renovación del lenguaje. El resultado es compacto y de una muy buena manufactura. No es un musical, pero hay pasajes de coreografía y cantados, con guiños a canciones típicas navideñas. El diseño escénico es completísimo, con vestuario de Belu Troncelliti y un gran trabajo de iluminación a cargo de Juani González y Valentín Donaire. La escenografía y el buen movimiento en escena contribuyen a una versión que mantiene la atención completa de niños y adultos.
Son muchos, qué gozada, los intérpretes sobre escena: Fernando Cayo como Sr. Scrugge, Belén Orihuela, Julián Salguero, Carlos Valledor, Estefanía Rocamora, Javier del Arco, Ángela Rucas, Carmela Martins y Raúl Heredia. Bailan, cantan y tienen sus pasajes cómicos.

Por supuesto, quien brilla es Fernando Cayo, que es uno de esos actores de una versatilidad infinita. La última vez que le vi sobre las tablas fue en la genial Páncreas, un cuento macabro de soberbio humor. A este personaje de Mr. Scrooge, Fernando Cayo le insufla toda su sabiduría actoral. Tiene presencia, una voz atronadora y sus ojos se entristecen y asombran en los distintos viajes a pasado, presente y futuro.
De las cosas más difíciles de conseguir en escena es crear un espectáculo infantil del que disfruten también los adultos. A este Cuento de Navidad le auguro muchas reposiciones y ojalá se convierta en nueva tradición teatral navideña en Madrid.
La clá
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Teatro Pavón
Duración: 1 hora y 10 minutos.
Fotografía de cartel: Lucrecia Díaz