Hay todo tipo de formas de turismo. Uno puede escoger entre un turismo gastronómico, de compras, cultural, religioso o de amistades. El mejor es el que combina un poco de todo y el que aspira a arañar algo de la vida social del lugar que se visita. Así que, si se trata de una metrópoli, la mejor forma de hacerlo es acudir a una butaca de patio o a un taburete de una sala de espectáculos.
En el caso de Viena es especialmente fácil imbuirse en la escena teatral porque la oferta es variadísima. Eso sí, hay que hablar alemán, aunque este recorrido ofrece algunas alternativas.
El número de recintos teatrales en Viena es apabullante. Viena fue epicentro de Europa en la transición de siglos y la urbe en sí es ejemplo de construcción de grandes teatros. Por supuesto, muchos de estos recintos tienen un fin musical, pero más allá de recintos de conciertos, está la ópera y varios grandes teatros. La cartelera teatral vienesa es vibrante e incluyo stand-up comedy, cabaret, espectáculos infantiles, musicales, off y teatro dramático.
Theater Museum.

Un magnífico lugar por el que comenzar es el Theater Museum situado en el Palacio Lobkowitz, que es uno de los primeros palacios tras el segundo asedio turco a finales del siglo XVIII. Perteneció a un noble y fue incluso usado como parte de un conjunto de propiedades para feria de ganado. En 1991 se abrió como museo dedicado al teatro y sirve de sede para albergar la colección dedicada al teatro que forma parte de la Biblioteca Nacional Austriaca, dotándola de entidad propia y separada.
El Palacio sólo exhibe una parte seleccionada de los fondos pero otra parte de la colección puede consultarse online en la página web del museo https://www.theatermuseum.at/. Para investigadores y estudiosos, se puede acceder a los originales de los fondos previa petición.
Como parte de la exposición es posible disfrutar de la importante colección del maestro titiritero Richard Teschner (1879–1948) que incluye figuras de madera inspiradas en el teatro de Indonesia. El Theater Museum incluye en su programa representaciones para público infantil.
El museo además tiene un tesoro escondido. En él puede contemplarse una de las más bellas pinturas del pintor Gustav Klimt (1862-1918), Nuda Veritas (1889), que representa gran parte de los postulados del movimiento impulsado por la Secession, de la que Klimt fue uno de sus máximos exponentes. La pintura fue adquirida en su momento por el dramaturgo y crítico Hermann Bahr y muestra a una hermosísima mujer con un Espejo, sobre la cual se inscribe el poema de Schiller que viene a ser una apología del arte para unos pocos que defendía el elitismo modernista.
En la planta superior del museo hay una pequeña muestra con maquetas dedicada a los recintos teatrales. La exposición podría aprovechar mejor los fondos y mejorar los paneles explicativos, pero incluye una pequeña joya arquitectónica. Se trata de la maqueta del arquitecto de la Bauhaus Walter Gropius (1888 – 1969) para su Total Theater, diseñado en 1926. Gropius imaginó un teatro que se plegase a los deseos espaciales de cualquier director de escena y que rompiese el espacio ficticio entre público y actores, de forma que el primero se sintiese integrado en la acción dramática. El proyecto cuenta Gropius fue abandonado con la llegada de los nazis y pasó a formar parte de ese reducto imaginario que son las arquitecturas utópicas. En el Theater Museum puede verse la maqueta del escenario móvil que imaginó Gropius.
La clá
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Imágenes cortesía de los fondos del Theater Museum, Viena.