Contracciones. Teatro Pavón, Madrid.

Contracciones” es una obra del dramaturgo y guionista Mike Bartlett (Inglaterra, 1980) dedicada al mundo de las relaciones laborales en el siglo XXI. Es una pieza creada originariamente para radioteatro pero que después ha tenido una exitosa vida en escena. En adaptación de Jorge Kent, llega ahora al Teatro Pavón de Madrid, con dirección de Israel Solà (miembro de La Calòrica) e interpretación de dos grandes amigas y actrices, Candela Peña y Pilar Castro.

La obra pertenece al género de los HR Dramas, término auto-inventado para designar a esas piezas teatrales que tratan de la condición humana (es decir, de su ferocidad) a través de las relaciones en el entorno laboral.

Los HR Dramas han sido muy prolíficos en el género cinematográfico y literario. Las películas de los ochenta y de los noventa tuvieron como set principal una oficina en la que las guerras se desarrollaban entre máquinas mecanográficas. En teatro se han montado muy buenas piezas en torno al género. En Londres tuve la suerte de ver en 2007 a un enorme Jonathan Price en el papel principal de Glengarry Glen Ross (la obra de David Mamet escrita en 1983 y llevada al cine con un inolvidable Jack Lemmon). Mamet supo reinventar Muerte de un viajantede Miller y llevarla a un entorno oficinesco en el que comerciales despiadados son capaces de despiezarse por un “lead” (una mera oportunidad comercial).

Nuestros dramaturgos patrios han sabido también exprimir el género. Jordi Galcerán elevó el género dramatizando los procesos caníbales de selección en El método Grönholm. La vi en el Teatro Marquina en el año 2004, con un reparto formado por Carlos Hipólito, Jorge Roelas, Jorge Bosch y una impresionante Cristina Marcos. Ya saben que fue tal el éxito que luego se hizo hasta peli, también entretenidísima. Por cierto, que en el Teatro Cofidis Alcázar pueden ver la tercera temporada de esta reposición con un reparto también de enorme solvencia. Casi que uniéndola a otra obra de HR Drama, Doble o nada en los Luchana, y a Contracciones en el Teatro Pavón, uno se puede montar un ciclo teatrero de tres fines de semana de HR Drama.

Pilar Castro y Candela Peña están ya agotando entradas con esta pieza que promete, si sus agendas se lo permiten, tener buena gira y algún que otro “encore” o repetición. La primera escena es una genialidad. Pilar, vestida como ejecutiva del siglo XXI (bien peinada, bien maquillada, traje negro) aparece en escena con su identificador o lanyard colgando. Para quien no sea oficinista de empresa grande o multinacional, el lanyard es el cordón con la tarjeta identificativa del empleado que es preciso llevar en cada momento para moverse por el edificio, a veces incluso para ir al baño. Como curtido animal de oficina que soy y fiel a mi cinismo, yo al lanyard lo he llamado siempre “la correa”.

El dramaturgo Mike Bartlett toma esa idea de alienación y servilismo que tiene el individuo en ciertos entornos sociales. El mundo laboral corporativo se presta muy bien a esta faceta de la condición humana. Conoce bien las dinámicas modernas de las empresas y sus políticas de empleados. Los entornos multinacionales han desarrollado políticas de conflictos de interés, donde los empleados deben comunicar si su primo tiene una empresa que presta servicios para la compañía o si el empleado tiene alguna relación sentimental con otro compañero laboral.

El arranque de la pieza es una toma de postura de lo que será la obra. Pilar Castro muestra una autocontención y una actitud gélida que mantiene en perfecto ejercicio escénico durante toda la representación. Es la representación carnal de los postulados corporativos de la empresa. Bibiana Puigdefàbregas está a cargo de la escenografía que toma prestados elementos de la estética “corpo” empresarial. Una mesa larga y enorme con sillas ergonómicas, agua destilada y un toque a lo Mad Men. Sobrio y funcional, aséptico, como debe ser el perfecto empleado.

La directiva de esta empresa multinacional interroga a Emma (Candela Peña) sobre sus relaciones sociales con compañeros. Los diálogos son finos y precisos con un punto esquivo intencionado. Candela Peña (que es el personaje con el que el público se posiciona), recibe el interrogatorio astutamente, con un toque de guasa. Peña ofrece un juego que domina a la perfección. Entre sus muchas dotes está la vis cómica dura de tía apaleada y aquí hace gala de ella.

Los diálogos de Mike Bartlett están bien construidos y se nota conocimiento del lenguaje habitual de política corporativa. Típicamente legal es la inclusión de tres elementos para definir un objeto y darle además un elemento disyuntivo. Pilar Castro interroga a Candela Peña sobre si ha mantenido un “acto, relación o actividad de índole sexual o romántico”. Los empleados de oficina nos hemos inmunizado a esta verborrea regulatoria, pero contada en un escenario uno se da cuenta del afán regulatorio que han tomado nuestras relaciones sociales.

Contracciones” pretende ser en realidad un pequeño cuento de terror macabro contado en quince escenas con ritmo in crescendo. La primera parte está mejor resuelta a nivel dramático y, ni el título de la obra, ni quizás el giro final acaben de afinar del todo. En cualquier caso, no afecta a lo que es esta producción, donde Pilar Castro y Candela Peña muestran estar en plena sintonía con una obra de corta duración pero que consigue su objetivo: llevar el debate a las conversaciones de los espectadores tras la función.

La clá

http://www.lacla.es

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Duración aproximada: 1 hora y 20 minutos.

Teatro Pavón

Imágenes cortesía del equipo de prensa del Teatro Pavón.