
“Noises off!”, traducida en nuestro país como “¡Qué desastre de función!”, fue escrita en 1982 por el dramaturgo, guionista y novelista inglés Michael Frayn (Londres, 1933). Desde entonces es una de esas piezas que tienen el éxito garantizado en cartelera. Noises off! es una “slapstick” de categoría que tiene la habilidad de funcionar como un mecanismo perfecto. Este género teatral se divierte con elementos propios de las variedades. Mamporros, caídas, bufonadas y malentendidos se pasean por las tablas del slapstick o comedia física de enredos.
Michael Frayn es un premiado escritor, que ha triunfado tanto en producciones escénicas y audiovisuales como en novela. En “Noises off!” imaginó un ensayo general de una obra de teatro y su catastrófico estreno. La gracia está en esa confusión entre actores y personajes reales, y muestra la fragilidad con la que se monta como farsa cualquier pieza teatral. El experimento no es novedoso, el propio Shakespeare en su Hamlet introdujo teatro dentro del teatro. Y en To be or not to be (1942), una de las mejores películas de la historia del cine, vemos a otro Hamlet que sufre sobre las tablas pensando más en sus cosas que en las que turbaban al príncipe danés.
La ingeniería de tiempos y tres actos perfectamente pensados han servido para que Michael Frayn haya disfrutado del éxito de Noises off!. Muchos conocemos esta producción por la genial adaptación al cine de la mano de Peter Boganovich. El montaje cinematográfico se convirtió en uno de esos referentes fílmicos casi imposibles de superar. Producida en 1992 contó con la genial actriz y cómica Carol Burnett, a la que es imposible no imitar diciendo aquello de “sarrrrdinnnnes”. Michael Caine, Denhol Eliott, Chistopher Reeve… un elenco formidable y un antídoto perfecto para reconciliarse con el mundo en un día torcido.
En el West End londinense se repone la obra con enorme éxito. Está en cartelera del Phoenix Theatre, un recinto clásico que se inauguró en 1930 con una obra de Noël Coward. La producción es absolutamente fiel al original, así que para quien haya visto la película no hay sorpresas. Ahora bien, si tienen la suerte de ver la obra en Londres, les aconsejo que dejen los recuerdos de la película en la puerta para disfrutar de la pieza teatral como se merece. Si empiezan a comparar a los protagonistas con Carol Burnett o Michael Caine, ya les advierto que van a salir mal parados.
Este nuevo montaje de Noises Off! en el Phoenix Theater del West End está siendo todo un éxito, tanto de turistas como de londinenses. La escenografía es el interior de una casa en dos plantas. La pieza necesita tres actos para el cambio de perspectiva. Primero se ve la escenografía de la casa y luego el escenario por detrás. Lo mismo ocurre con la historia, primero vemos el ensayo, después los entresijos y, finalmente, todo aquéllo que sucede entre bambalinas mientras el público cree estar viendo un espectáculo serio. La obra funciona sobre el planteamiento inicial, así que basta con entrar en el juego y luego dejarse llevar.

Felicity Kendal, una veterana de las tablas londinenses, hace de la excéntrica actriz criada. Aquí parece una hippy pasada de onda. A favor un giro diferente, pero en contra la falta de carisma. Alexander Hanson hace del director ligón y convence con ese sex-appeal de vaquero y grito peláo. Joseph Millson eleva su personaje y lo convierte en pieza esencial de esta producción. Aporta fisicidad (¡menudos trompazos se pega por las escaleras!) y un sentido cómico absoluto. Es, sin duda, quien aporta más slapstick a esta comedia. Sasha Frost, bellísima, se pasa media función en lencería, pero lo importante es fijarse en su divertida aportación con cara de alucinada. Los ayudantes de producción son Pepter Lunkuse y Hubert Burton en unos papeles que dan para más. Jonathan Coy, sin embargo, aporta todo tipo de excentricidades al inglés bon-vivant. Katherine Kingsley es otra que brilla. Aparece maquetada como una inglesa típica de playa y gin tonic. Exuberante, caprichosa y excesiva. Y, por último, el actor borrachín, interpretado por Matthew Kelly que saborea el personaje más bufonesco.
Para quien viaje a Londres esta obra es un acierto seguro. Menos espectacular que los musicales del West End, pero sin duda una opción para pasar un rato fantástico. En Madrid disfrutamos de un equivalente modernizado, La función que sale mal, que es un antídoto de buen rollo para ir en familia o con amigos.
Y, por supuesto, si la pillan en alguna plataforma, no dejen de ver la peli de Boganovich, con las famosas sarrrrdinnnnnes de Carol Burnett.
La clá
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Noises off! Phoenix Theater, Londres.
https://www.thephoenixtheatre.co.uk/
Duración aproximada: 2 horas y 25 minutos.
Imágenes de Nobby Clark.