El crítico. Teatro Marquina, Madrid.

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El Teatro Marquina ha estrenado la última obra de uno de los dramaturgos de referencia de este país, Juan Mayorga. Apuesta así por el teatro de nueva creación, sin alejarse de lo que su fiel público normalmente exige a esta sala: teatro de corte tradicional, dialéctico y con buenos actores. En “El crítico” (su título completo es algo más pomposo “Si supiera cantar, me salvaría. El crítico“), Juan Mayorga habla del teatro y de sus protagonistas: texto, autor, crítico, director, actores y, cómo no, público. Todo ello a través de dos personajes, Volodia, un reputado y veterano crítico teatral, interpretado por Juanjo Puigcorbé, y Scarpa, dramaturgo que vive la cima de su carrera y que acaba de estrenar su última obra, y al que da vida Pere Ponce.

La obra entera se desarrolla en una única estancia: el salón estudio del crítico, al que éste llega después de haber acudido al estreno del último texto teatral de Scarpa. Dispuesto a sentarse a escribir la crítica (que siempre despacha la misma noche en que acude a la representación), llama a su puerta el dramaturgo. Scarpa acude a la casa de Volodia a retar su opinión respecto a la obra. Scarpa elige así en la noche de su éxito enzarzarse en una discusión sobre opiniones, en vez de disfrutar de las ovaciones del público que ha aplaudido la representación durante quince minutos.

Juan Mayorga opta por una estructura dramática convencional, como lo demuestra el hecho de que la trama sea muy sencilla de explicar. Este clasicismo no es, ni mucho menos, un punto flaco de la obra. Al contrario, es meritorio que el autor sea capaz de escribir en la época actual un texto a la vieja usanza: dos personajes (destinados a ser representados por buenos actores) mantienen una conversación en la que debaten puntos de vista y actitudes vitales antagónicos. Con esta obra Mayorga se acerca a un público intelectual y de mediana edad, sin renunciar al interés que la obra puede producir en la gente más joven.

La sensación de estar ante una obra tradicional se refuerza en un sencillo ejercicio mental. Si su autor en vez de ser español, hubiera sido francés o inglés, los derechos sobre la misma hubieran sido adquiridos, sin duda, por un Flotats o un Pou para su representación en España. Hay algo de “La cena” de Brisville (interpretada por José Maria Flotats y Carmelo Gómez en el Bellas Artes hace unos años), o incluso de “Su seguro servidor, Orson Welles” que trajo de los escenarios extranjeros Josep María Pou. “El crítico” es, en este sentido, una obra clásica, universal y muy exportable. Hasta los nombres italianizados de sus protagonistas parecen un gesto intencionado del autor para descontextualizarla de nuestro país. Volodia puede ser un crítico italiano, francés o inglés, y lo mismo ocurre con Scarpa.

Un texto como “El crítico” fracasaría sin actores veteranos y duchos. En esta contienda (interpretativa y de argumento) Juanjo Puigcorbé puede presumir diciendo que por él no pasan los años. Dice la publicidad de la obra que El crítico representa la vuelta a los escenarios de Puigcorbé después de más de una veintena de años. Quién lo diría. La voz, el gesto, la presencia teatral… todo está bien engrasado. El actor hace además un ejercicio contra su propio físico corpulento. Debe parecer falto de vitalidad, y de ahí el gesto introspectivo, doblado. En el otro lado, Ponce debe representar a su antagónico. Un autor lleno de energía y de soberbia, con actitud retadora.

La primera media de hora de escena se la lleva Puigcorbé, mientras que la interpretación de Ponce va alcanzando intensidad de manera progresiva. Su personaje, Scarpa, al leer la crítica que le ha dedicado Volodia, quiere explicar a este último en qué consiste en realidad la ficción de boxeadores que ha ideado para la escena. Recreándose en sus personajes pugilísticos, Ponce atrapa la atención y alcanza uno de los momentos más interesantes de la obra. Durante toda la velada, Scarpa tratará de persuadir a Volodia para que comprenda que su crítica negativa es la que le ha llevado a mejorar sus textos, mientras que Volodia le explicará su concepción ideal del teatro, desprovisto de sentimentalismos y lleno de mucha verdad.

El detalle paradójico de la obra es que sus dos mayores flaquezas son precisamente las que Volodia critica de la representación ficticia: el exceso de sentimentalismo del personaje femenino (que no acaba de encajar bien en el texto de Mayorga) y el toque escenográfico final, desconcertante y cursi. Si se pulieran estos dos elementos, “El crítico” sería una obra mucho más redonda.

En todo caso, y porque los excelentes diálogos de Juan Mayorga y las trabajadas interpretaciones de Puigcorbé y Ponce lo meritan, vale la pena no perderse esta obra que habla del teatro dentro del teatro.

La clá

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El crítico. Teatro Marquina.

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