Los grandes museos son, en la actualidad, centros inter-disciplinares en los que lo mismo se ve una exposición, que se atiende a una conferencia – taller o se disfruta de una gala benéfica. Esta versatilidad ha sido el resultado de muchos años tratando de desmarcarse de la asociación museo-mausoleo. Finalmente, lo han logrado y prueba de ello son los programas de actividades que se editan o cuelgan en las páginas webs de los grandes centros de arte.
Los teatros no han sido del todo ajenos a este fenómeno, y junto a Shakespeare, Buero o Miller, puede uno disfrutar en las mismas salas de conciertos musicales y exposiciones. En los últimos años hemos visto surgir una nueva iniciativa: la posibilidad de ver las tripas de estas maravillosas bomboneras rojas. Los Teatros del Canal, el María Guerrero, el Español, el Teatro Real…, todos ellos organizan visitas guiadas, con mejor o peor horario, pero en todos los casos a un precio muy asequible.
Una de las propuestas más innovadoras es la que realiza el Teatro de la Zarzuela. La visita es en sí un espectáculo – homenaje al propio género de la Zarzuela. Los guías son un grupo de artistas y cantantes y el propio personal de sala (acomodadores y técnicos). Todos ellos tienen un papel anfitrión fundamental.
La visita se llama “¡Ven a la Zarzuela! ¡Arsenio, por compasión! ¡Cinco personajes, una historia y mucha música!”. Para entender en qué consiste el espectáculo, un extracto del programa lo explica:
“En forma de sainete lírico ilustrativo, dos cantantes, dos actores, un maestro, un piano, muchas luces y pocas sombras. En los años 20, Mamá, su hija casadera y un amigo de la familia acudieron a un estreno en el Teatro de la Zarzuela. (…) Una trama cómica para querer a la zarzuela desde el mundo de hoy y sentirse, por el breve tiempo de una visita, un poco protagonistas de nuestro género lírico”.
Los visitantes son recibidos por dos personajes azulados que harán las veces de guías. Como el plan está teniendo éxito de público y se agotan las localidades, cada uno de los maestros de ceremonias se hacen cargo de un grupo, pero sin separarse. De esta forma se sube del recibidor al ambigú, y de ahí a la primera platea, para bajar luego a la zona de butaca de patio. Entre medias, mucho número musical, extractos de conocidas zarzuelas, referencias a Chueca y a otros ilustres compositores.
En los asientos de butaca se producen dos formidables momentos. El primero, la bajada de la maravillosa lámpara que desde las alturas normalmente contempla la sala. Y el segundo, la subida y despedida final del público en pleno escenario. Impactante golpe de efecto con un detalle de finísima elegancia: los técnicos y acomodadores despiden con aplausos y desde los asientos al público visitante (subido al escenario).
Esta visita sea quizás de las que menos utilerías y tripas de un teatro desvelen, pero a cambio aporta una mezcla de recorrido-sainete que es en muchos momentos enternecedora y que consigue que todos los visitantes salgan con una sonrisa en la cara. Para los amantes del dato histórico, la entrada incluye la entrega de un folleto ricamente editado con la historia del teatro. Seguramente el boca-a-boca sea el responsable del llenazo de las visitas guiadas del teatro. Si alguien se lo pierde, que no deje de disfrutar de alguna de las clásicas zarzuelas que en el mismo lugar se representan.
La clá
*
Teatro de la Zarzuela:
http://teatrodelazarzuela.mcu.es/es/
Imágenes:
Interiores del Teatro de la Zarzuela, cortesía del departamento de prensa del teatro.
Pingback: Visitas guiadas a los Teatros del Canal, Madrid. | La clá