Doble o Nada. Teatros Luchana, Madrid.

Los Teatros Luchana acogen una de esas obras que son éxito garantizado y que uno esperaría ver en el Teatro Marquina o el Teatro Bellas Artes. Me gusta ver que un teatro joven y dinámico como los Teatros Luchana se atreva con una obra de corte más ortodoxo.

Doble o nada” pertenece al género del los HR Dramas, término que aquí me invento para designar a esas piezas teatrales que tratan de la condición humana (es decir, de su ferocidad) a través de sus relaciones en el entorno laboral. La autora de Doble o Nada es Sabina Berman, una reputada novelista y dramaturga de origen mexicano, que se ha inspirado mucho en David Mamet para este original juego de gato y ratón.

Los HR Dramas fueron muy prolíficos en el género cinematográfico y literario. Las películas de los ochenta y de los noventa tuvieron como set principal una oficina en la que las guerras se desarrollaban entre máquinas mecanográficas. En teatro se han montado muy buenas piezas en torno al género. En Londres tuve la suerte de ver en 2007 a un enorme Jonathan Price en el papel principal de Glengarry Glen Ross (la obra de David Mamet escrita en 1983 y llevada al cine con un inolvidable Jack Lemmon). Mamet supo reinventar Muerte de un viajante de Miller y llevarla a un entorno oficinesco en el que comerciales despiadados son capaces de despiezarse por un “lead” (una mera oportunidad comercial).

Nuestros dramaturgos patrios han sabido también exprimir el género. Jordi Galcerán elevó el genero dramatizando los procesos caníbales de selección en El método Grönholm. La vi en el Teatro Marquina en el año 2004, con un reparto formado por Carlos Hipólito, Jorge Roelas, Jorge Bosch y una impresionante Cristina Marcos. Ya saben que fue tal el éxito que luego se hizo hasta peli, también entretenidísima. Por cierto, que en el Teatro Cofidis Alcázar pueden ver la segunda temporada de esta reposición con un reparto también de enorme solvencia. Casi que uniéndola a Doble o nada, pueden confeccionar un ciclo propio de HR Drama.

Seguimos con repaso. El Pavón Teatro Kamikaze se animó a programar el género dentro de esos cinco años dorados que se recordarán siempre. Lo hizo con la propuesta inversa, cine que se hace teatro, también con éxito. La propuesta fue Smoking Room con plantel masculino: Secun de la Rosa, Miki Esparbé, Manuel Morón, Pepe Ocio, Manolo Solo y Edu Soto. La plantilla se revoluciona con la aprobación de la ley antitabaco, y de nuevo surgen los instintos primitivos.

El género de HR Drama, como ven, ha cosechado enormes éxitos de cartelera. Detrás suele haber una inteligente escritura, como en el caso de Doble o nada. Su autora, Sabina Berman, ha sabido crear un juego de ratón y gato, en el que sus dos protagonistas, Ricardo (Miguel Ángel Solá) y Miky (Paula Cancio), van a buscarse, en un juego urdido por su autora en el que el público entra a trapo y se engancha pronto a la trama.

Ricardo es un director de periódico en retirada y le propone a Paula sucederle en el cargo, pero para ello tendrá que defender su valía. El montaje fue alabadísimo en Argentina, con nominaciones para los Premios de la Asociación de Cronistas del Espectáculo de la Argentina (Premios ACE), con galardón para el enorme Solá, que está, ya les confirmo, soberbio.

La historia se mueve con inteligente sutileza, y rompe la corrección política que ha venido con los nuevos tiempos. La autora es mujer y se atreve a mostrar el lado oscuro de mujeres ambiciosas que juegan con su belleza para ascender. Él, por supuesto, tampoco sale ileso. El machismo del que aparentemente es “no machista”, del fingido protector de mujeres, también sale a relucir.

Miguel Ángel Solá retrata además el cansancio del que lleva mucho tiempo trabajando, mandando, y refleja en su voz, cara y gestos, las miserias de todas las personas que han pasado frente a su despacho. Los dos protagonistas se bandean bien en esta lidia en la que se mantendrán en continuo estado de alerta. La naturalidad de Solá y sus anzuelos, capturan a un público que hasta el último tercio de la función siente cierta empatía por el personaje femenino. Paula Cancio sabe darle esa seducción e inteligencia que pide su personaje. Aunque la autora debió apostar por una mujer en mediana edad, menos joven, y más capaz de batirse en igualdad de condiciones en semejante duelo. El fallo de planteamiento lo solventa sin problema Cancio en un papel perfectamente creíble.

La trama no la desarrollo porque es parte del atractivo de esta obra. Doble o Nada es de esos montajes con los que pasar un rato entretenidísimo y disfrutar del barrio céntrico en que se sitúa los Teatros Luchana. Les recomiendo no pasarse de listos, que para inteligencia y talento ya hay mucho en la interpretación de Solá y Cancio.

La clá

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Imágenes cortesía de equipo comunicación Teatros Luchana.

Duración: 90 min.