Marits i Mullers (Maridos y Mujeres). Teatro La Villaroel, Barcelona.

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El director Álex Rigola reestrena en Barcelona su montaje de “Maridos y Mujeres”. Hace un par de años fue un éxito de cartelera en el Teatro La Abadía de Madrid, y ahora se repone con nueva producción en La Villaroel, uno de los espacios escénicos de referencia de Barcelona.

A cada lado del escenario se alzan dos gradas de espectadores. Alrededor del centro del escenario hay colocados varios sofás en los que los acomodadores aposentan a parte del público, de forma intercalada, quedando algunos libres. En el medio, dos plataformas de obra hacen las veces de mesa alargada, con vasos, copas y botellas en cada esquina.

El escenario está iluminado levemente, como en las propias películas de Woody Allen, creando una atmósfera íntima, casi cinematográfica. Y en ese ambiente recogido da comienzo una representación que apunta al centro de la diana de la clase media: la familia y el matrimonio.

En 1992 Woody Allen dirigió y escribió una de sus películas más íntimas: “Maridos y Mujeres”. Este relato se ha visto como un homenaje y un ejercicio de reescritura de la producción de “Escenas de la vida conyugal”, que Ingmar Bergman dirigió para cine y televisión. Casualmente, ambas están en cartel. La primera, en Barcelona, y la segunda en Madrid, con Ricardo Darín llenando los Teatros del Canal.

El teatro canibaliza así al género filmado, convirtiendo guiones cinematográficos en textos dramáticos. Aunque lo normal es que sea al revés, el teatro se convierte en cine o serie filmada (con Shakespeare probablemente a la cabeza). Dos ejemplos muy recientes, y que muestran el buen síntoma de la dramaturgia actual, son dos producciones hechas en el Teatro Lara de Madrid. Se acaba de estrenar la película “Los miércoles no existen” y se ha anunciado recientemente la adaptación cinematográfica de “La llamada”.

El éxito de cualquier adaptación de una producción hecha para otro medio es la inteligencia con la que se ajusta al nuevo formato. La historia de “Maridos y Mujeres” es conocida. Una pareja de matrimonio anuncia a otra que tras varios años de matrimonio, y entrando ya en la mediana edad, se separan. Cada uno iniciará una relación íntima por separado para, al poco tiempo, descubrir que pese a las disfuncionalidades de pareja, son tantos los defectos, las manías y la soledad, que es demasiado tarde para crearse un nuevo futuro. En paralelo, el matrimonio amigo, acomodado en el conformismo, ve cómo sus creencias se tambalean, y acaba finalmente separados.

En la película de Woody Allen se ha visto el inicio de la crisis personal del director con Mia Farrow. Una de las frases más épicas es cuando Allen le recrimina a Farrow su carácter “pasivo agresivo” que es, el que dice, logra que ella haya conseguido siempre sus objetivos.

La producción de Rigola es una adaptación certera del guión cinematográfico. El director ha respetado las narraciones clave de la película, incluso algunos de sus diálogos, pero a la vez transformando a los personajes. Woody Allen, interpretado por Andreu Benito, cambia su enclenque aspecto por la corpulencia más habitual de profesor universitario. Todos los actores contribuyen con su propio físico a transformar a los personajes, logrando versionar a los protagonistas de Allen. Mar de Ulldemolins combina papeles y en el de la joven universitaria aspirante a escritora transmite la sexualidad desbordante de Juliette Binoche.

Cuando termina la función, las luces de La Villaroel desvelan a un público que ha ido, en un número importante, en pareja. La sencillez y la cercanía del guión de Allen, y la íntima y elegante adaptación de Rigola, sumado al excelente trabajo de sus actores, hacen de este montaje un éxito que explica sus sucesivas reposiciones.

La clá

http://www.lacla.es

 

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Marits i Mullers. La Villaroel.

http://www.lavillarroel.cat

Imágenes por cortesía de La Villaroel.