Nos cuenta Josep María Pou, en su papel de Orson Welles, cómo este americano, de nacimiento George, optó pronto por rebautizarse en el mundo artístico como Orson. Un “George” no triunfaría. Sería un Juan-nadie destinado a la mediocridad. “Orson”, sin embargo, es un nombre con empaque y distinción. Un título a la altura del personaje que el propio Welles cultivó en vida. Otra de sus numerosas construcciones, junto con Kane, Macbeth o Hank Quinlan, el corrupto policía de Sed de Mal.
Este Welles, convertido en historia viva de sí mismo, es el centro de la obra Su seguro servidor, Orson Welles, en cartel en el Teatro de Bellas Artes de Madrid durante este otoño. Richard France, autor del texto y experto en Welles, encierra al prolífico actor, director, guionista y mago en un estudio de grabación para locutar anuncios comerciales mientras rememora alguna de sus más conocidas hazañas (entre ellas, su matrimonio con Rita Hayworth) o sus tormentosas relaciones con los estudios hollywoodienses y sus magnates. A la réplica, un joven técnico de sonido, interpretado por Jaume Ulled, que trata de domesticar a la bestia y así encauzar la sesión de grabación.
La historia es un divertimento de lo que pudo ser un día en la última etapa de Welles y un homenaje al proceso creativo de este artista, para quien toda historia es una mentira, un truco de magia a partir del cual crear una ilusión con indicios de realidad. El texto discurre paralelo a las anécdotas de la vida de Welles, alcanzado su punto álgido con las historias más divertidas y conocidas, pero decayendo en las más irrelevantes. Sorprendentemente, la obra termina en uno de estos momentos bajos, lo que menoscaba la labor desarrollada por Josep María Pou a lo largo de hora y media en un esfuerzo seguramente agotador. El texto hubiera hecho bien en terminar al alza para recompensar la tarea del valiente que encarne a Welles. En todo caso, Pou, que es como Welles un tipo de dimensiones renacentistas y grandes (al menos en altura), ofrece una vez más su talento actoral en este espectáculo. Y consigue quizás lo más difícil, que es hipnotizar y embaucar al asistente en la narración del anecdotario de Welles, arrullándolo en un cuento sobre un gigante que fue rey de Hollywood y luego príncipe destronado.
Conviene apuntar que tanto el argumento como el texto de la obra, quizás demasiado centrados en una narración sucesiva de los aspectos más conocidos de la biografía del protagonista, contienen trampas para el actor, pues no es fácil trascender al personaje sin caer en trucos grotescos convirtiendo a Welles, por ejemplo, en una mala imitación de Elvis. La maestría de Pou consiste en superar este obstáculo haciendo del texto, no un documental, sino un cuento relatado en primera persona.
Sin duda, el triunfo del espectáculo es lograr que el espectador salga a la calle de Marqués de Casa Riera deseoso de revisitar la obra de Orson Welles. Una recomendación muy al hilo de lo ofrecido por Pou: rememoren al Welles glotón, tramposo, parlanchín y barbudo viendo una de sus últimas películas, Fraude.
La Clá
http://www.lacla.es
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Teatro Bellas Artes de Madrid. Su seguro servidor, Orson Welles.
http://teatrobellasartes.es/
Josep María Pou:
http://www.josemariapou.com/es/
Imagen:
Fotografía de Josep María Pou en el papel de Orson Welles. Cortesía de Publiescena y Pentación Espectáculos.