Visita guiada al National Theatre, Londres.

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El National Theatre de Londres tiene el honor de presidir la lista de los edificios más admirados y también la de los más odiados de la ciudad. El Príncipe Carlos de Inglaterra, gran apasionado de la arquitectura, se refirió al teatro diciendo que su construcción fue una manera inteligente de construir una estación nuclear en pleno centro de Londres sin que nadie se opusiese. Se inauguró en el año 1976, y entre sus impulsores estuvieron algunas de las figuras artísticas más importantes del momento, entre ellas Peter Hall y Laurence Olivier (este último fue su director artístico durante más de una década). Nació con la voluntad de convertirse en un centro de producción artística a través del cual homenajear a los grandes clásicos, y a la vez levantar montajes contemporáneos.

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Su edificio pretendió desde un principio ser reflejo fiel de esta voluntad inicial, y así se subraya en cualquier visita guiada a las tripas de este centro escénico. El arquitecto que lo diseñó, Denys Lasdun, ganó el concurso para su construcción gracias a su espíritu funcional. Su proyecto se presentó sujeto al contenido y no tanto al continente. Si el National Theatre pretendía ser un teatro en funcionamiento y una fábrica artística, el edificio se plegaría a estos usos. Lasdun eligió para ello el cemento, un material presente en cualquier edificio residencial, para eliminar las florituras italianizantes asociadas al elitismo cultural. El centro es, desde fuera, un edificio construido en terrazas con líneas arquitectónicas rectas, una especie de mole armada de gran empaque. Por dentro acoge tres salas teatrales y algo interesantísimo, un verdadero centro de fabricación artesanal dedicado a las artes escénicas. Casi la totalidad de trabajos de ebanistería, vestuario, escenografía, diseño digital, etc. se realizan en el propio edificio, que cuenta con unas instalaciones prodigiosas.

En la actualidad el National Theatre se financia a través de fondos privados y públicos, marketing, tienda, visitas turísticas, licenciamiento de las producciones y venta de entradas. Desde hace décadas, el mercado anglosajón ha sido pionero en establecer una clara estrategia de branding y comercialización de producto derivado dirigido al sector cultural. Los museos son el ejemplo más evidente, pero es interesante fijarse en las líneas desarrolladas para las artes escénicas.

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A nivel literario, todas las obras del West End suelen tener una edición en formato papel de las producciones en cartel. La editorial Oberon Books es una de las que editan las obras teatrales de actualidad, sean clásicos revisitados o de nueva creación. Otra forma es a través del merchandising más clásico: camisetas, tazas, bolsas, etc. del éxito en cartel (sobre todo si es de Shakespeare). A punto de estrenar Anthony & Cleopatra, la librería del National Theatre, es un bazar egipcio en el que es posible comprar gatos, velas perfumadas orientales, etc. Como curiosidad, el National Theatre alquila el vestuario de sus producciones, no sólo a compañías profesionales, sino a individuales que deseen montar una fiesta de disfraces. Y, por último, en la que quizás sea la iniciativa más viral, el National Theatre lleva años filmando los blockbuster teatrales y proyectándolos en salas de cine a nivel mundial a través de la iniciativa National Theatre Live.

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La visita al National Theatre adentra al visitante en los bastidores, los centros de fabricación y muestra las principales salas de este teatro. Las salas fueron diseñadas para un público de masas, con amplias butacas. La principal (como la del Teatro Nacional de Cataluña de Bofill) imita al graderío de un anfiteatro. Esta forma de construcción fomenta la visibilidad, pero en detrimento del sonido. Para los que admiramos la voz en vivo y desnuda, este tipo de salas normalmente requieren de cierta ayuda técnica para que la voz del intérprete sea escuchada. En el National Theatre, además de contar con sofisticados sistemas de sonido, cuentan con coaches vocales para que los actores puedan proyectar su voz ante un auditorio infinito. En la explicación del guía se cuelan términos de argot teatral, como la referencia al “point of command”, punto desde el cual el intérprete debe dirigirse a la totalidad del auditorio para captar su total atención.

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A lo largo del recorrido, el grupo de visitantes puede ver a los equipos de utilería trabajando e incluso cruzarse con algún intérprete. En esta visita, mientras el guía explicaba los entresijos técnicos de la sala Olivier, el actor Rhys Ifans, protagonista de la obra Exit the King, hizo acto de presencia en el escenario para dejar una pieza en su trono. Le recordarán por ser el compañero de piso de Hugh Grant en Notting Hill.

Cada producción del National Theatre suele tener una preparación de año, año y medio, o incluso más si, como en el caso de Anthony and Cleopatra, su protagonista es un actor codiciado, como Ralph Fiennes.

Con una duración de una hora, las visitas al National Theatre de Londres son altísimamente recomendables. Puede que ni el edificio ni las salas tengan la belleza que sí tienen los clásicos teatros, pero el despliegue de medios técnicos, y la posibilidad de ver la fábrica de producción teatral son absolutamente interesantes de conocer. Si van por Londres no se lo pierdan, pero atención porque suelen agotarse los pases.

La clá

http://www.lacla.es

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National Theatre London

https://www.nationaltheatre.org.uk/