La plataforma de vídeo Filmin es una joya para cualquier aficionado al cine. Tan importante como el catálogo es la manera en que sus programadores presentan el contenido. Nada de “estrenos” o “aventuras”, Filmin ofrece sus películas y series por una temática más currada. Sólo el hecho de que haya un canal llamado “Teatro” es motivo de ovación. Entre títulos escénicos con etiqueta de blockbuster, se cuelan documentales dedicados a la gente del teatro. Y en ese apartado se incluye “Angélica [Una Tragedia]” (2017), dirigida y producida por Manuel Fernández-Valdés.
El documental es un testimonio de los procesos de ensayo de la directora y dramaturga Angélica Liddell sobre el montaje Todo el cielo sobre la tierra (El síndrome de Wendy), que se estrenó en 2013 en el Wiener Festwochen de Viena, y luego recorrió el Festival de Aviñón o el Festival de Otoño en Madrid. Manuel Fernández-Valdés ha elegido una forma de narración casi subrepticia. Los ángulos de imagen cogen muros, como si la grabadora estuviese estática y escondida en un rincón de la sala de ensayo. Para no incordiar, para no ser percibida.
Hay mensaje en esta elección angular. El objeto de documentación es Angélica Liddell, un animal complejo, cuya obra se mezcla con la vida. La escritura de Liddell es visceral, rotunda, dramática, casi sanguinolenta. Físicamente, sin embargo, Liddell tiene la apariencia de una gacela con ademanes de bailarina. Pero su violencia interior acaba perspirando. Manuel Fenández – Valdés ha adoptado la postura del espectador que se acerca a la jaula del animal más fiero del zoo. Alejado, para no resultar molesto, construye un documental que parece encerrar a Angélica Liddell en una de las peceras del artista Damian Hirst.
Sólo en breves espacios, el documentalista explicará su relación con la artista. Sorprende que Liddell se dejase grabar. El observador nos descubre que ella se mueve por instintos, por decisiones casi porosas. Así elige al actor alemán del montaje, o a la pareja china que bailará en la producción de Wendy.
Siendo así, el documental de Fernández-Valdés pudo simplemente no ocurrir.
La grabación expone a una artista sometida a una disciplina férrea de trabajo, con una concepción absolutamente formada de lo que es la obra. Liddell tiene el imaginario en la cabeza, y parece olfatear cualquier signo de impostura. Rechaza movimientos de cabeza, gritos o tortazos que no son sinceramente ejecutados. Angélica explica a uno de los actores: “el teatro es una mezcla de control y locura”.
Las maneras de esta exorcista de la violencia son, contradictoriamente, las de la gacela.
Para entender a esta dramaturga que se mueve entre la escena y la plasticidad, hay que pensar en creadoras como la artista Louise Bourgeois o la fotógrafa y artista de performance Esther Ferrer. Y, sobre todo, hay que asomarse a su escritura.
La editorial La Uña Rota publica desde hace años los textos de Angélica Liddell. La obra Todo el cielo sobre la tierra (El síndrome de Wendy) se incluye en la edición El centro del mundo, disponible en este enlace. Además, La Uña Rota ha pedido a Liddell que nos hable desde la ciudad sitiada.
Para los que nostálgicos guardamos impresas las entradas de primavera en los Teatros del Canal para ver a Angélica Liddell, sepan que hay muchas formas de acercarse a su producción. No dejen de ver el documental en Filmin y de leer la obra editada por La Uña Rota.
La clá
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Imágenes cortesía de Filmin y de La Uña Rota.
Filmin:
https://www.filmin.es/pelicula/angelica-una-tragedia
El centro del mundo. La Uña Rota
http://www.larota.es/catálogo/libros-robados/el-centro-del-mundo
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