Antonio Díaz es Licenciado en Arte Dramático por el Institut de Teatre de Barcelona y Premio Nacional de la Magia. Es más conocido con el genial nombre de El Mago Pop, y atesora la cifra de un millón de espectadores. No hay nadie que no le conozca, que no le haya visto, que no vaya a verlo o que no tenga a algún familiar que ya le haya contado.
Ha vuelto a la luminosa Gran Vía con el espectáculo Nada es imposible, que puede verse este otoño en el Teatro Rialto. Este mago tiene tal poder de convocatoria que, en fin de semana de puente, es fácil intuir que la mitad del público ha venido a Madrid desde otros lugares para hacer algo de turismo pero sobre todo para verle.
Su éxito tiene mucho que ver con el canal de televisión Discovery Max (DMAX), y también con una forma de hacer teatro que está muy cercana a los medios audiovisuales. Viéndole se descubre que Antonio Díaz tiene una conexión absoluta con la generación milenial. Es simpático, pero no excesivamente, algo guayón, y con gran dominio de las miradas. Su espectáculo está a medio camino entre un logrado número de circo, un plató de televisión y un concierto de la MTV, con un set list musical que incluye temazos como el Fix You de Cold Play. No exagero, hay hasta quien ha colgado la lista de su espectáculo en Spotify…
El espectáculo del Mago Pop sigue un guion medido, a la batuta de un vídeo que cuenta su ilusión infantil, con Carmen Maura interpretando a su madre. Hay números muy efectistas, con gran escenografía, juegos de desaparición y algún guiño clásico (seguramente mi preferido), el que ejecutó sólo con juego de manos.
Quien vaya a ver al Mago Pop debe hacerlo en familia o con amigos, y con ganas de pasar un buen rato y, sobre todo, con ilusión y con ganas de dejarse sorprender. No será el mago más cómico, ni el más purista, ni el más innovador, pero tiene sentido del humor, le gusta la magia clásica y ha incorporado las nuevas tecnologías. Lo que le hace destacar es la vitalidad y la ilusión por su oficio, y una frescura que conecta directamente con la gente de su generación y con el público más joven.
De Antonio Díaz me gusta su energía contagiosa, y ese grito de guerra que ha logrado atraer a miles de espectadores al teatro:
“Ha llegado el momento de que la magia vuelva a los escenarios, de que abandone la etiqueta de entretenimiento de bar y se convierta en lo que siempre ha sido: un arte escénico. Porque la magia puede ser un arte escénico. Además, tiene un elemento que la diferencia del resto… el asombro”.
La clá
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El Mago Pop:
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