Los Mariachis. Escenario 0. HBO España.

Hace un par de años Pablo Remón estrenaba Los mariachis en los Teatros del Canal. En la crónica que ahora rescato de aquel montaje, decía esto:

Pablo Remón se le nota el audiovisual por los siete costados. Hace un teatro cinematográfico. Con textos que parecen guiones de Tarantino, y con unos ademanes escénicos (música, escenografía, interpretaciones) que emparientan con la clásica road-movie americana.

Cosas del destino, el confinamiento trajo un proyecto impulsado por HBO España, y encabezado por Irene Escolary Bárbara Lennie. Con un grupo selecto de autores, intérpretes y directores, estas dos actrices decidieron lanzar una propuesta audiovisual que adaptase algunas de las más recientes producciones teatrales al formato televisivo.

Les recomiendo que degusten estas piezas de Escenario 0 como los postres de temporada. Es decir, espaciadas en el tiempo, y no en atracón. Les aseguro que la producción artística de cada propuesta merece apreciarse de forma aislada.

Pablo Remón no podía fallar en esta aventura, aunque es suponible que unir sus dos pasiones, el audiovisual y el teatro, ha debido causarle grandes dilemas internos. Para el montaje audiovisual de Los mariachis se ha acompañado del director de cine Lino Escalera, ganador de dos premios Goya como director.

Lo fácil habría sido interpretar audiovisualmente Los mariachis, completando los espacios y los tiempos, pero sus creadores han querido respetar el texto original y los cortes de espacio que se producen sobre las tablas. Imposible resistirse a mostrar algo de exteriores, sobre todo en una obra que huele a secarral, a pueblos que surgen entre naves industriales, a esa España desertizada que se ve desde el avión, con extensiones de campo donde apenas hay árboles.

El principio y el fin del episodio son para los exteriores, pero el resto transcurre en un hangar en el que se monta el escenario, casi tal cual fue en el montaje de los Teatros del Canal.

La historia es feroz. En un pueblo castellano tres hermanos en edad adulta hablan de las fiestas del pueblo. Su aspecto es ordinario, tienen un deje en el habla que les delata como habitantes de la “España vacía” que nos presenta Remón. En unos diálogos intrascendentes, de una cotidianidad absoluta, se perspiran los fracasos personales. Uno acaba de divorciarse, el otro tiene pinta de trapichero, el último está más preocupado por los cabezudos de las fiestas, que por su familia. A esa casa llega un hombre con sombrero de Pluto, acabado, finiquitado física y moralmente. Es un antiguo socio de la peña del pueblo, Los mariachis. Ahora retorna como político acusado de corrupción y denostado por el partido.

Así contado parece una narración lineal en una casa de pueblo, y podría haberlo sido, pero Remón no ha querido que así fuera. Le interesa que prestemos atención a las conversaciones insustanciales, porque en ellas hay tanta verdad como en la historia de sus protagonistas fracasados. Lo de descubrir qué sucedió con aquel politicucho ya llegará en forma de volteretas hacia atrás y luego hacia delante.

En esta nueva visita a Los mariachis, veo dos retratos de esta España nuestra. El primero se recrea a través de esa casa de pueblo ocupada por los primos para beber cervezas y esnifar cocaína. No es chocante. Quien haya frecuentado algún pueblo castellano en mitad de la nada sabe que por ahí campa la droga de forma mucho más cruenta que en las ciudades. Los personajes se toman unos “cacharros” y se ponen unas rayas porque hay que llevar a los cabezudos. En los relatos de parientes y de caminatas se va construyendo una vida mísera que huele a “pobre”. La otra España es la que vivifica el político acabado, cuya vida de mítines, negocios, fotografías en marcos de restaurantes, chalets y viajes, ahora se reduce a noticias de telediario y a órdenes judiciales.

Israel Elejalde, que siempre tiene un profundo toque de gravedad, clava la amargura y la actitud “a-mi-ya-me-la-sopla” del protagonista. Luis Bermejo es un actor simplemente extraordinario, de esos que rondan en infinidad de películas, series y montajes teatrales (ha sido rostro habitual de la compañía Animalario). En Los mariachis regala su versatilidad con los acentos, y enlaza unos atributos vocales que son capaces de recrear más aire de pueblo que cualquier otro elemento de la narración dramática. A través de su fijación por las fiestas se levanta ese ambiente de opresión castellana del que salió para prosperar el político que ahora retorna, cabizbajo. Francisco Reyes, con su enorme corpulencia, escandaliza con la suavidad con la que es capaz de irradiar comicidad por todos los poros. Da igual si el personaje es un productor de cine (El tratamiento, también de Remón), o el de un simple colgado. Emilio Tomé se desdobla, de forma radical, en muchos. En el primo abandonado sentimentalmente, y en el hijo tocado y decepcionado de por vida.

Los diálogos escritos por Remón para este drama se agarran al estómago. La primera parte es para los primos tontos del pueblo y la segunda, sin titubeos, es para un Elejalde que se crece tanto que en la escena final acaba por retorcernos las tripas.

Si en su original en teatro mostró Remón algo de Tarantino, en esta producción audiovisual el trabajo conjunto de dirección artística, con una sensacional fotografía de Pau Esteve Birba, hace que veamos este pueblo manchego con colores amarillentos (para el exterior) y vidriosos para el interior, con tonalidades de película de Soderbergh.

En definitiva, mucho talento unido en esta versión audiovisual de Los mariachis para Escenario 0 en HBO España.

La clá

http://www.lacla.es

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HBO España.

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