Bajo el gobierno de Margaret Thatcher, surgió en Reino Unido una corriente artística social y comprometida que en teatro tuvo, como una de manifestaciones, el “verbatim theatre”. Consiste esta forma teatral en llevar a escena episodios de hechos reales mediante la dramatización de interrogatorios o investigaciones judiciales.
El texto teatral es documento real de un hecho y se pretende, con su puesta en vivo, que arroje mayor verdad, objetividad y dramatismo a un determinado acontecimiento. Es una forma de teatro denuncia y tiene una misión casi periodística.
Textos que no llegan a ser reproducidos en su integridad en medios de comunicación son llevados a una sala teatral para ser enjuiciados. Por supuesto, la objetividad nunca es absoluta. La elección de un determinado hecho, de los documentos que lo soportan, la edición de los textos (aunque sea mínima o parcial) y la ejecución en vivo de los mismos, van impregnando al resultado final de elementos subjetivos.
Al final, el teatro documental o “de tribunales”, como también se le ha venido llamando, no tiene por qué encerrar en sí mayor verdad que un texto de ficción.
Lo interesante de este tipo de teatro es que obliga al espectador a hacer un análisis de la realidad social en la que vive. En tiempos en los que los ciudadanos somos bombardeados con tweets y noticias express en el telediario, es difícil encontrar el sosiego, el tiempo o incluso el interés, en dedicar el tiempo a reflexionar sobre un asunto (cualquiera que sea) en profundidad.
Como añadido, la dramaturgia actual española ha sido poco proclive a criticar de manera directa el contexto socio-político de nuestro país. El ciudadano medio está cansado de la política, y el teatro no apuesta por ofrecerle obras de un género que, con cierta lógica, causa rechazo.
Hay, en definitiva, mucho teatro sobre los problemas con los que se enfrenta el ciudadano medio: la presión laboral, la alienación…, pero no verdadero teatro político. Los que más se han atrevido a montar este tipo de producciones son compañías como Els Joglars o los miembros de Animalario, ya sea juntos o por separado. Andrés Lima tiene ahora en cartelera Los Macbez, adaptación del texto de Shakespeare en tiempos de la Galicia contemporánea. Alberto San Juan dirige “Ruz-Bárcenas” en el rebautizado Teatro del Barrio, cooperativa teatral que ha dado sucesión a la Sala Triángulo.
“Ruz – Bárcenas” es una dramaturgia a partir de la transcripción de la declaración que el extesorero del PP, Luis Bárcenas, prestó ante el juez Pablo Ruz el día 15 de julio de 2013 en la Audiencia Nacional. Según se explica en el programa, no se ha añadido ninguna información que no esté contenida en la transcripción. Únicamente se han modificado, recortado o reestructurado algunos fragmentos. En consecuencia, las palabras y los nombres que se dicen en este espectáculo, pudieron ser escuchados el 15 de julio de 2013 en la Audiencia Nacional.
Quien acude a este espectáculo es consciente de que elige enfrentarse a su propia indignación como ciudadano. Es imposible no turbarse con las palabras de Bárcenas ni con su forma de argumentarlas. Si además quien personifica al tesorero es un actor versado como Pedro Casablanc (que impone con la elección comedida de gestos y tono), es imposible permanecer ajeno al relato judicial.
Creo que hay menos teatro social y político del que debería hacerse y que, el que hay, se ha convertido casi en marca de la casa de unos pocos que, a fuerza de insistir, son objeto de cierta ridiculización.
No niego que la actitud de Alberto San Juan, de puro reivindicativa, me resulte en ocasiones intensa y cansina. Pese a ello, creo que en “Ruz – Bárcenas”, San Juan ha conseguido sacar provecho de la técnica del “verbatim” para lanzar su mensaje habitual, y que lo ha logrado, en buena medida, gracias a uno de los mejores actores que hay en activo sobre las tablas, Pedro Casablanc. El Bárcenas que Casablanc ofrece no es una caricatura ni una mofa del político. Manolo Solo tampoco es un pastiche del juez Ruz, y muestra firmeza y dominio del lenguaje judicial durante la representación.
“Ruz – Bárcenas” es una producción que no esconde manipulación alguna. Es una crítica dirigida a la yugular del Partido Popular que usa, para el ataque, la técnica documental del texto dramático y la sabiduría interpretativa de dos actores.
La clá
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Teatro del Barrio
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