Viejo Amigo Cicerón. Teatro La Latina.

William Shakespeare acudió de manera reiterada a la antigüedad para explicar los resortes que mueven a la sociedad: poder, democracia, traición… El dramaturgo Ernesto Caballero ha recurrido al mismo juego para traerlo al momento político actual. Lo ha hecho a través de Marco Tulio Cicerón (106 a.C. – 43 a.C.), jurista, político y orador romano.

En Viejo Amigo Cicerón se produce una conjunción astral de tres maestros de la escena, Ernesto Caballero (autor del texto), Mario Gas (dirección escénica) y José María Pou (intérprete y protagonista de la obra). El resultado es una pieza de gran oficio, en la que no falla ni uno de los engranajes.

Sobre la escena, se coloca una mesa enorme y ovalada de biblioteca, rodeada de estanterías, creada por el escenógrafo Sebastià Brosa con el que anteriormente había colaborado Mario Gas para Pedro Páramo. El espacio de esta biblioteca crea una atmósfera absoluta de academia, y favorece un hábil movimiento escénico de los actores. Las estanterías servirán también como pantalla sobre la que se proyectarán hacia el final los espíritus de los emperadores romanos. La video-escena es otro de los elementos recurrentes en los últimos montajes de Gas. En Largo viaje del día hacia la noche, un oleaje perturbador se proyectaba sobre la vida de los Tyrone, mientras que en Pedro Páramo los espectros de Comala surgían entre viejas paredes. En esta biblioteca clásica, Álvaro Luna, creador de los audiovisuales, ha ingeniado unos enormes bustos de emperadores parlantes.

En semejante escenario, la interpretación de José María Pou se engrandece y ensalza. Pou entra como misteriosa figura de profesor catedrático, vestido con traje inglés muy al estilo “Oxbridge”. En la sala hay un estudiante (Alejandro Bordanove) empollando los acontecimientos principales de la vida de Cicerón. Con acierto, Ernesto Caballero coloca al enigmático personaje de profesor como personificación del propio Cicerón. El ingenio recuerda a las más modernas formas de enseñanza universitaria. El método consiste en realizar dinámicas de grupo interpretativas en las que revivir acontecimientos históricos. Caballero ha creado así un tipo de teatro, que podría calificarse de “teatro didáctico” que sirve para recuperar figuras históricas, generando a su vez interesantes contrastes con la época actual.

La oratoria de Pou retumba sobre el escenario, mostrando a un Cicerón atormentado y defensor de una democracia situada por encima de los hombres. Hay, en su defensa de este sistema político, ecos combativos contra el populismo o contra figuras como Trump.

Acompañado en escena, Alejandro Bordanove y María Cirici aportan absoluta frescura al relato que, de otra forma, hubiera quedado con un punto clasicón. Bordanove y Cirici dan el toque novedoso que Caballero ha querido darle a la pieza. En ésto también se nota la maestría de Pou, que es un gran propulsor de jóvenes talentos. Los tres intérpretes entran en el juego académico-teatral propuesto por Caballero con enorme soltura y acierto.

Entre los grandes momentos de la pieza, no se pierdan los parlamentos de Pou al público sobre el papel de la historia o los retos de la democracia.

Y una curiosidad, en la noche del estreno su director, Mario Gas, no andaba por ahí, sino en otro escenario madrileño. ¿Dónde se esconderá Wally?… Rastreen por la cartelera, ya les avanzo que le encontrarán en otro de los grandes éxitos de la temporada teatral.

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Imágenes de David Ruano, cortesía del equipo de prensa.